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Una salida negociada al conflicto interno vuelve a discutirse en Colombia

Por cnninvitationsaccount

(CNNMéxico) — A 10 años del último intento, la salida negociada al conflicto armado interno de Colombia vuelve a ser una posibilidad tras anunciarse que el gobierno y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) preparan negociaciones de paz, algo que ha generado reacciones diversas entre los distintos actores políticos del país sudamericano.

El presidente Juan Manuel Santos confirmó este lunes que "se han desarrollado conversaciones exploratorias" con las FARC para entablar un diálogo de paz, al que también está invitado al Ejército de Liberación Nacional (ELN) bajo las mismas condiciones.

Pero las primeras informaciones previas a la confirmación de Santos causaron la condena de su antecesor, Álvaro Uribe, quien consideró que un diálogo de paz con las FARC servirá al proyecto de reelección del jefe del Estado venezolano, Hugo Chávez.

Aparecerá en Venezuela "la propaganda electoral de Chávez diciendo que logró sentar a los colombianos para un diálogo de paz", dijo Uribe este lunes en declaraciones a la prensa en Barranquilla, antes del anuncio de Santos, que fue su ministro de Defensa gran parte de su segundo mandato.

“Qué dolor que negocien los temas del país con el terrorismo”, escribió Uribe a través de la red social Twitter.

Sin embargo, para el antecesor de Uribe, Andrés Pastrana, bajo cuyo gobierno se intentó negociar con la guerrilla, la propuesta de Santos permitirá “consolidar” una salida política al conflicto.

En declaraciones a Radio Caracol, Pastrana pidió a los grupos guerrilleros que “sean consecuentes y mantengan la palabra”, ya que la paz “es una necesidad sentida del país”.

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En el mismo sentido, el legislador izquierdista Iván Cepeda, calificó el anuncio de Santos como “un avance sustancial y una gran oportunidad para que el final de la guerra se haga realidad”.

El congresista, del opositor Polo Democrático Alternativo (PDA), destacó que el eventual acuerdo parece que tiene ya "una agenda, unos tiempos, un cronograma y unas condiciones específicas pactadas".

En tanto, el legislador Augusto Posada, presidente de la Cámara de Representantes de Colombia, afirmó que el Poder Legislativo está listo para reglamentar el proceso de paz.

“Es mejor tener a una persona como Timochenko en el Congreso, que repartiendo bala en el monte y atacando a la sociedad civil”, dijo Posada, según RCN, en referencia a uno de los líderes de la guerrilla, que desde la década de 1960 intentan tomar por las armas el control político de Colombia.

Las reacciones al anuncio del inicio de un diálogo también vinieron del exterior. La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, se mostró confiada en que el diálogo marque "el principio del fin" del conflicto armado.

"Espero que este acontecimiento muy positivo pueda marcar el principio del fin de cinco décadas de conflicto interno en Colombia", indicó la alta representante de la Unión Europea en un comunicado.

El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, celebró el anuncio de Santos y ofreció colaborar en el proceso.

Insulza “destacó la prudencia evidenciada por el mandatario colombiano” e “hizo votos por el éxito de este esfuerzo”, según un comunicado de la organización con sede en Washington.

Tras el fracaso de las negociaciones de paz de principios de la década pasada, las FARC comenzaron a realizar una serie de secuestros políticos, incluido el de la excandidata presidencial Ingrid Betancourt en 2008.

El gobierno había aceptado retirar tropas de un área de 42.000 kilómetros cuadrados en el sur del país como un gesto de buena voluntad pero la guerrilla utilizó la zona desmilitarizada atacar a las fuerzas del gobierno y comenzar con la ola de secuestros.

Lo que fue visto como un fortalecimiento de la guerrilla dio pie a un discurso de línea dura de Uribe, que durante su gobierno, entre 2002 y 2010, terminó con columnas enteras, lo que se saldó con la muerte de varios comandantes: Raúl Reyes, Tirofijo y el Mono Jojoy, este último conocido como el carcelero de los secuestrados.

Según cifras oficiales, de los 20.000 miembros de las FARC cuando se realizaron las últimas conversaciones de paz, su número se redujo a 8.000 al término del gobierno de Uribe.

Con la llegada de Santos al poder, aunque con unas FARC debilitadas, la violencia continuó. El año 2012 comenzó con una estela de carros bomba, petardos, morteros y otros explosivos, a pesar de que el gobierno anunció que mató a 141 guerrilleros, capturó a 246 y otros 217 se desmovilizaron, en operativos a principios de año.

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