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Estados Unidos

Injertos, implantes y prótesis, el legado médico de una década en guerra

Por CNN en Español

(CNN) — Tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos inició la “guerra contra el terror”, una campaña de combate que ha durado más de una década. Hace 11 años, el 7 de octubre de 2001, Estados Unidos lanzó la operación Libertad Duradera, que se convirtió en la guerra en Afganistán, y en marzo de 2003 atacó Iraq. Miles de estadounidenses han muerto y casi 50.000 soldados han sido heridos en esas guerras.

Algunas de las armas más letales utilizadas por los insurgentes son los dispositivos explosivos improvisados. Las heridas por explosión de estas bombas, incluyendo la pérdida de extremidades, traumatismos cerebrales y quemaduras graves, abundan entre los soldados.

Ahora los militares sobreviven a estas heridas extremas que décadas atrás habrían sido fatales. Un combatiente herido en batalla ahora tiene un 50% más de probabilidad de sobrevivir que en cualquier guerra previa, según el Departamento de Defensa de Estados Unidos.

Parte de este avance es atribuido al avance a mejores equipos de protección corporal, mejor entrenamiento médico, y un sistema de evacuación eficiente. Según la Fuerza Aérea de Estados Unidos, un soldado puede volver a Estados Unidos en tres días o menos si es necesario, comparado con los 10 días que tomaba durante la Guerra del Golfo (1990-1991) y los 45 días que tardaban en la Guerra de Vietnam.

Como en guerras anteriores, la investigación médica ha logrado avances para curar mejor a los heridos y prevenir que más personas mueran en el campo de batalla.

Aquí un vistazo a algunos de los avances:

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Traumatismo cerebral

En EE.UU. se han registrado casi 250.000 casos de traumatismos cerebrales (TBI, por sus siglas en inglés) desde el año 2000, de acuerdo con la vocera del Departamento de Defensa, Cynthia Smith. Más de 60 programas de TBI han sido creados en instalaciones de tratamiento médico para la milicia en bases de Estados Unidos, y 11 nuevos centros de cuidado y recuperación de contusiones han sido establecidos en zonas de despliegue.

Antes de las guerras en Iraq y Afganistán, se le prestaba más atención a traumatismos cerebrales graves, pero la investigación ha cambiado su enfoque, ya que el 95% de los TBI no son de naturaleza grave, de acuerdo con el comandante John Hughes, neurólogo de investigación naval.

“Si leías un libro de texto sobre traumatismos cerebrales hace cinco o 10 años, se enfocaba en problemas más graves”, dijo Hughes. “Nos percatamos de que las heridas leves en realidad son problemas serios que necesitamos evaluar”.

Para entender mejor el impacto de estas lesiones, se han desarrollado técnicas más sofisticadas utilizando resonancias magnéticas para mostrar los cambios estructurales que ocurren en el cerebro.

También se ha hecho un progreso en el diagnóstico temprano de TBI. “Realmente el reto es cómo diagnosticamos a estos individuos (...) lo más pronto posible”, dijo Hughes.

La milicia ha tomado medidas para modificar instrumentos de alta tecnología utilizados en hospitales y laboratorios, adaptándolos como unidades portátiles que pueden ser utilizadas por personal médico en el campo de combate. Por ejemplo: un dispositivo portátil llamado DANA (Valoración Neuroconductual Automatizada de Defensa) que puede ser utilizado para identificar una conmoción cerebral en la zona de combate a través de una serie de pruebas neurocognitivas.

Prótesis

Aproximadamente 1.400 militares estadounidenses han perdido una o más extremidades, según las cifras más recientes publicadas por el Pentágono.

Algunas lesiones que derivan en pérdida de extremidades y que antes eran fatales ahora no solo se sobreviven, sino que algunos soldados pueden regresar a la zona de combate.

“Caminar en senderos de las montañas de Afganistán es muy diferente a caminar en la calle”, dijo el coronel Paul Pasquina, jefe del Departamento de Ortopedia y Rehabilitación en el Centro Médico Militar Walter Reed, en Estados Unidos. “Nos dimos cuenta de que algunas de estas extremidades prostéticas se rompían”.

Pasquina dijo las prótesis no solo se han hecho más resistentes, sino que ahora son motorizadas. Las rodillas y los tobillos motorizados facilitan el cambio de velocidad para caminar y correr, y ayudan a los heridos a caminar más naturalmente.

También están desarrollando dispositivos que se pueden implantar en el cerebro para tener un mejor control de los brazos prostéticos. Por ejemplo, si piensas en abrir tu mano, el dispositivo implantado convierte esa intención en una señal eléctrica para el brazo prostético y hace que se abra tu mano.

Medicina regenerativa

La medicina regenerativa utiliza estrategias para reemplazar deficiencias en nervios, vasos sanguíneos, para la cobertura de heridas complejas y para la regeneración de hueso para salvar extremidades. Desde procesos tan comunes como los injertos de piel, hasta tan complejos como la regeneración de una oreja, son ejemplos de medicina regenerativa.

El Departamento de Defensa estableció el Instituto de Medicina Regenerativa de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos (AFIRM, por sus siglas en inglés) en 2008 para financiar proyectos para restaurar la función de tejidos y órganos dañados. En 2011 más de 80 proyectos ya habían sido financiados por el AFIRM.

Uno de estos es el aerosol de piel. Los investigadores exploran formas de reemplazar el viejo método de injertos de piel con este proceso: tomar una pequeña biopsia de piel, romper las células, ponerlas en un contenedor de aerosol y luego rociarlo sobre el sitio de quemadura, de acuerdo con el capitán Eric Elster, trasplantógo de órganos en el Centro Médico Militar Walter Reed.

Los trasplantes de rostro y manos son menos riesgosos ahora que la medicación antirechazo es más segura.

“En muchos aspectos tratamos con víctimas que no hubieran sobrevivido en conflictos previos”, dijo Elster, jefe de cirugía en el hospital Kandahar Airfield, en Afganistán. “Debido a todos estos avances tenemos un gran reto, que es curar a estos pacientes, y allí es donde la medicina regenerativa entra en juego”.

La innovación médico-militar en la historia*:

Guerra de Independencia en Estados Unidos: El General George Washington ordena la primera inoculación contra la viruela en soldados. La Escuela de Medicina de Harvard es fundada por John Warren, un cirujano del Ejército Continental.

Guerra Civil de Estados Unidos: La milicia desarrolla un sistema de ambulancias para transportar a los heridos.

Primera Guerra Mundial: Las transfusiones de sangre se utilizan más ampliamente. La neurocirugía se hace más común en la guerra.

Segunda Guerra Mundial: se usa la penicilina para curar infecciones. El químico DDT es utilizado por primera vez para el control de los mosquitos. Hay avances en medicamentos contra la malaria.

Guerra de Corea: avances en cirugía vascular. El entendimiento de las vacunas virales avanza. Se desarrollan vacunas contra el sarampión, las paperas y la rubéola después de la guerra de Corea.

Guerra de Vietnam: surgen las ambulancias en helicóptero. Inician los cuidados intensivos para la rabia. Un infante de marina que servía en Vietnam es la primera persona en sobrevivir a un caso de rabia.

*Esta lista fue compilada con información del profesor Dale Smith, presidente del Departamento de Historia Médica en los Servicios Uniformados de la Universidad de Ciencias de la Salud Bethesda.