arrow-downcloseCNNEcomment-02commentglobeplaylistsearchsocial-facebooksocial-googleplussocial-instagramsocial-linkedinsocial-mailsocial-moresocial-twittersocial-whatsapp-01social-whatsapptimestamptype-audiotype-gallery
Sociedad

Dos perros, un caballo, garbanzos y arroz: así es la vida cotidiana de Greta Thunberg, la persona del año 2019 de Time

Por Simón Posada

(CNN Español) -- Greta Thunberg ha sido nombrada la persona del año de la revista Time.

"Es una adolescente ordinaria que, al reunir el coraje para decirle la verdad al poder, se convirtió en el ícono de una generación. Al aclarar un peligro abstracto con indignación penetrante, Thunberg se convirtió en la voz más convincente sobre el tema más importante que enfrenta el planeta", escribió TIME en su perfil de Thunberg, que resultó elegida entre un grupo que incluía a Nancy Pelosi, el informante del caso de Ucrania, los manifestantes de Hong Kong y a Donald Trump.

Fue precisamente el presidente de Estados Unidos quien se burló de ella durante la asamblea de la ONU en Nueva York en septiembre (aunque no ha sido el único, pues el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, la llamó "mocosa").

“Parece una niña muy feliz que espera un futuro brillante y maravilloso. ¡Qué lindo verla!”. Con esta frase, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se burló en su cuenta de Twitter de una niña que lo fulminó con su mirada —sus cejas estaban tan arqueadas como un arco antes de lanzar un flecha— cuando lo vio en Nueva York.

MIRA: Greta Thunberg en 6 frases

publicidad

Pero a Greta Tintin Eleonora Ernman Thunberg, nacida en Estocolmo, Suecia, el 3 de enero de 2003, le cuesta ver un futuro brillante y maravilloso. Greta le dijo a The New York Times que sólo hablaba lo que era necesario, pero cuando habla, como esta semana ante la ONU, sus palabras son tenebrosas: “Ustedes me han robado mis sueños y mi niñez con sus palabras vacías”. O como lo dijo antes, en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza: “Quiero que sientan pánico, quiero que sientan el miedo que yo siento todos los días. [...] quiero que actúen como si la casa estuviera en llamas, porque está en llamas”.

A los 11 años de edad, Greta Thunberg cayó en una depresión tan fuerte que dejó de comer y, según una entrevista que le dio a The New York Times, su cuerpo dejó de crecer. En 2018, le contó a Christiane Amanpour, de CNN, que esa depresión se debió a que, por cuenta de sus profesoras de colegio se enteró de que existía algo llamado “cambio climático” y, desde entonces, su vida y la de su familia dio un giro radical: se volvieron veganos –aunque Greta le contó a The New York Times que su mamá a veces come queso en las noches, “para que yo no pueda verla”– y dejaron de volar en avión –por cuenta de la huella de carbono–, algo que afectó en gran medida la carrera de su mamá.

LEE: Greta Thunberg gana el ‘Nobel alternativo’ por trabajo ambiental

Greta es la hija mayor de dos del actor sueco Svante Thunberg y de la cantante de ópera Malena Ernman, que representó a Suecia en el exitoso show de televisión Eurovision Song Contest 2009 en Moscú –su canción más popular es La Voix–. Por ello, para Ernman es un gran sacrificio el no poder volar para hacer sus presentaciones musicales, como le dijo Greta a Amanpour en su entrevista en 2018.

Para muchos, tomar estas decisiones para cuidar el planeta pueden sonar algo extremas, pero para Greta son apenas naturales. Ella vive dentro de una lógica extrema producto de un diagnóstico que padece, el síndrome de Asperger: "Me hace trabajar un poco diferente. Pienso de manera diferente [...] Mi diagnóstico definitivamente me ha ayudado a mantener este enfoque. Cuando estás interesado en algo, simplemente continúas leyendo y te sientes muy concentrado", le dijo a CNN.

Amanpour celebró su manera de razonar, y ella contestó: “Veo las cosas en blanco y negro y soy muy lógica [...] Si yo no fuera tan rara, estaría atrapada en el juego de la sociedad, en el que todos están tan sumergidos”. Es por eso que para convencer a sus papás –reconocidos defensores de derechos humanos– para cambiar de vida, les dijo: “¿Por qué derechos humanos están peleando ustedes si tienen ese estilo de vida?”. Y así son todos sus argumentos, enfrentando las contradicciones, como lo hizo en Davos: “Creo que es muy loco y extraño que la gente venga en aviones privados para discutir el cambio climático. No es razonable", dijo Thunberg, quien llegó al Foro Económico Mundial en tren después de un viaje de 32 horas y durmió en una carpa a -17 grados centígrados.

Esa misma lógica extrema también hizo que realizara su hazaña más extrema hasta la fecha: navegó en un velero de cero emisiones de carbono desde Europa hasta Estados Unidos. Durante el recorrido, el reconocido conservador británico Arron Banks tuiteó: “Accidentes de yates anormales ocurren en agosto...“. Bill Weir de CNN le preguntó cómo reacciona ante ese tipo de ataques: “Para mí, eso es divertido. Es como si no les quedaran argumentos, así que tienen que burlarse de mí, o burlarse de mi diagnóstico o mi apariencia; de alguna manera es una señal positiva de que algo está sucediendo. Se sienten amenazados por este movimiento, eso significa que estamos haciendo la diferencia”. Otra de las críticas que ha recibido tuvo que ver con una foto que subió a Twitter en la que comía pan con hummus que sacaba de bolsas plásticas.

Y aunque esa manera de razonar pueda volverse en contra suya en forma de esas críticas, su mamá dice que el lugar de Greta en el espectro de su diagnóstico de Asperger es algo así como un superpoder, el mismo que hizo que empezara a faltar al colegio para realizar sus famosas huelgas de los viernes a las afueras del parlamento sueco, que no dejará de hacer hasta que su país cumpla con los compromisos que hizo en el Acuerdo de París de 2015.

LEE: La irónica respuesta de Greta Thunberg a Donald Trump

Esas huelgas han sido replicadas en varias ciudades del mundo, y algunos estudiantes han viajado hasta 26 horas en tren a Estocolmo para acompañarla en las jornadas. Cuando empezó, Greta le contó a Amanpour que sus papás le dijeron que no iban a ayudarla en nada. Pero la gente empezó a verla con sus carteles caminando alrededor del parlamento en Estocolmo, pronto llegaron los periodistas, la fama mundial y Somini Sengupta, la periodista de The New York Times que la entrevistó, vio cómo su papá llegaba un día hasta las calles para darle un plato de garbanzos con arroz para que Greta pudiera comer en medio de la multitud.

MIRA: Tras el contundente discurso en la ONU, Greta Thunberg irá a México, Chile y más

“Al final de la tarde, un total de siete horas de pie afuera en el frío, estaba muy cansada. Todo lo que quería hacer, dijo, era irse a casa y acostarse en el sofá con sus perros”, escribe Sengupta, quien también la acompañó a visitar a Freyja, un caballo que comparte con otros niños en un establo fuera a las afueras de Estocolmo.

En estas visitas, esta niña que ha escogido el camino difícil —en este momento está de nuevo en el velero en el que cruzó el Atlántico hasta Nueva York— y que se expone al matoneo de las redes sociales y de hombres poderosos como Trump y Mohammad Barkindo —el secretario general de la Organización de Países Exportadores de Petróleo—, le dijo a The New York Times que estar con ese caballo, peinándolo y quitándole excremento de los cascos, es una de las cosas en la vida en donde encuentra un poco de calma en medio de sus tremendas preocupaciones por el futuro de la humanidad.