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Cine

La transformación de Leonardo DiCaprio en “J. Edgar”

Por Juan Carlos Arciniegas, CNN en Español

Hollywood (CNN Español) – Martin Scorsese, Steven Spielberg y Clint Eastwood, tres de las vacas sagradas de Hollywood, podrían estar enfrentados el próximo año por el título a mejor director en la entrega del premio Oscar.

Hace un par de noches, en un proyección organizada por el New York Times y el LACMA (Museo de Arte del Condado de Los Angeles), Eastwood nos presentó “J. Edgar”, la película que le permitiría desfilar en febrero por al alfombra roja.

Por tratarse de Eastwood, el público lo recibió con una ovación de pie cuando el actor y director subió al escenario con su guionista Dustin Lance Black y sus dos protagonistas masculinos: Leonardo DiCaprio y Armie Hammer.

Entre los asistentes estaba Julian Schnabel (La Escafandra y la Mariposa), un director y pintor que considero no una vaca sagrada, sino algo más elevado y cercano a la genialidad. Schnabel también se puso de pie para aplaudir a Eastwood, pero más tarde cuando lo busqué en el cocktail que ofrecieron a los asistentes no pude encontrarlo. Quería saber su opinión sobre la película.

Me atrevo a asegurar que no asistió a esta pequeña reunión, pues el grupo no era muy grande y su amplia figura, su cara de bonachón y sus pantalones manchados de pintura eran difíciles de evitar.

Pero volviendo a Eastwood y su película, desde hace varias semanas mucho se ha hablado de la actuación de Leonardo DiCaprio en esta biografía de John Edgar Hoover, el primer director del poderoso FBI u Oficina Federal de Investigacion de Estados Unidos. Después de ver su desempeño, entiendo por qué la gente lo da como seguro aspirante. Yo quisiera pensar que la victoria no está asegurada pues por ahí hay otras actuaciones a tener en cuenta.

Para escribir el guión de “J. Edgar”, Dustin Lance Black, ganador del Oscar en 2009 por el guión de “Milk”, hizo un extenso trabajo de investigación, recorriendo los lugares por donde Hoover caminó como uno de los hombres de mayor influencia en la estructura del poder estadounidense.

Aunque la película es una biografía que trata de examinar a un hombre de compleja personalidad (con una ciega obsesión por aniquilar cualquier cosa que le pareciera comunista, de una extrema devoción por su dominante madre y con una supuesta atracción homosexual por su dedicado asistente), también se convierte en un trabajo histórico por las convulsivas décadas que vivieron sus protagonistas.

Eastwood trata entonces de equilibrar ambos elementos pero si quizá se hubiese concentrado más en el drama humano y no en el contexto histórico, yo hubiese invertido emocionalmente en ella. Algo similar me ocurrió con su película “Changeling”, que si bien hablaba de una madre desesperada por la desaparición de su hijo, por mi rostro no corrió ni una sola lágrima, quizá por estar distraído con la dirección de arte y su fotografía.

No es casualidad que estos dos últimos aspectos, ejecutados por las mismas personas en “J. Edgar”, me hagan relacionar ambas cintas como primos muy cercanos, al menos en atmósfera.

Entre cinco y ocho horas de maquillaje

Y si vamos a seguir en estos departamentos, uno que merece destacarse es el de maquillaje, pues aquí también colaboró para que me entretuviera en ello y no en la historia.

En “J. Edgar” vemos a DiCaprio interpretando desde un joven Hoover hasta uno en la vejez y ese envejecimiento se convierte en un gran desafío para el equipo de artistas que, según lo contaron DiCaprio y Hammer, tardaba de 5 a 8 horas en lograr la transformacion para cada actor. Una transformación que en mi opinión, y la de otros que luego lo comentamos, fue algo exagerada y poco natural.

¿Una relación homosexual?

Entrando en la temática, “J. Edgar” puede venir con su propia controversia pues denuncia a un hombre que parecía estar por encima de la propia ley que él representaba y además, como lo mencionamos antes, su guionista proporciona indicios de esa estrecha relación (aunque según la película nunca consumada) entre Hoover y su asistente Clyde Tolson, interpretado por Hammer.

Durante la charla que los actores sostuvieron después de la proyección de la película, DiCaprio se abstuvo de especular sobre este último tema y quizá lo haga porque asegurar que en “J. Edgar” hay una clara temática homosexual se puede convertir en un elemento no tan atractivo para una audiencia masiva.

Aún recuerdo cuando Ang Lee trataba de convencernos de que “Brokeback Mountain” era más una historia de amor universal que una entre dos vaqueros. En aquella relación, uno sabía lo que quería y el otro luchaba contra ello. Algo que al parecer se repite en “J. Edgar” y que aunque no incluye una escena apasionada en una tienda de campaña, sí tiene un fuerte enfrentamiento físico entre sus protagonistas masculinos y al cual su director añadió un breve instante de pasión. Tendrán que verla para saber de qué hablo.

De todos modos, y como ya señalé, el drama humano, y en especial el vivido por estos dos protagonistas no es lo que mueve en gran medida a la producción. En ese sentido sí se aleja de “Brokeback”.

Coincido en que la actuación de DiCaprio, y en menor grado la de Hammer, alcanzará seguramente una nominación al Oscar. Si Eastwood logra que se le tenga también en cuenta por su dirección, aunque no lo logró en sus últimas tres películas (“Changeling”, “Gran Torino” e “Invictus”), será por falta de competidores más fuertes.

Hubiese querido salir plenamente satisfecho luego de ver “J. Edgar”, pero no fue así. Sin embargo, mi mayor desilusión fue no haber podido conversar con Julian Schnabel y preguntarle qué pensaba del trabajo de su colega. A propósito de Schnabel, ¿han visto sus pinturas?

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