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Estados Unidos

OPINIÓN: Marco Rubio necesita ir a “China” como hizo Nixon

Por Juan Andrés Muñoz

Por Charles García, especial para CNN

Nota del editor: Charles García es presidente de García Trujillo, una empresa enfocada en el mercado hispano, y autor de "Leadership Lessons of the White House Fellows". Oriundo de Panamá, vive en Florida. Puedes seguirlo en Twitter en @charlespgarcia.

(CNN) -- El senador republicano de Florida Marco Rubio debería meditar sobre el proverbio que cita Spock en "Star Trek VI": "Sólo Nixon podría ir a China".

Lo que Spock quería decir es que el capitán Kirk, el más anti-Klingon de la Federación, sería el más duro, y a la vez eficaz, negociador en los acuerdos de paz con los Klingons.

La frase "Nixon va a China" entró en el léxico político cuando el presidente Richard Nixon, famoso por su anti-comunismo, tendía una mano de amistad a la China comunista, en el que fue uno de los grandes logros de su presidencia.

Algo similar podría ocurrir en la confluencia entre las fuerzas anti-inmigración del Partido Republicano, el poderoso bloque de votantes hispanos que está en juego, y uno de los principales aspirantes a la vicepresidencia, Marco Rubio.

El nombre de Rubio es el primero en la lista de casi todos los analistas políticos para ser nominado como candidato a la vicepresidencia. De ser elegido, con 41 años sería el político republicano de más rápido ascenso desde que Nixon llegó a la vicepresidencia a los 39.

Rubio es un cubano-estadounidense de la Florida, bilingüe, y con un impecable historial conservador. La extrema derecha lo adora, sobre todo por su firme postura en contra de una amplia reforma inmigratoria que abra el camino hacia la ciudadanía a los inmigrantes ilegales y del Dream Act.

Los estrategas republicanos calculan que necesitarán el 40% del voto latino para derrotar al presidente Barack Obama. Una encuesta de Fox News publicada la semana pasada mostró que ninguno de los candidatos presidenciales republicanos obtendría más del 14% del voto hispano en noviembre.

Una tercera parte de los encuestados dijo que sería "más probable" que votaran republicano si hubiera un latino en la candidatura. Un chiste circula por estos días en Washington y dice: "¿Quién crees que será el nominado republicano para ser el compañero de candidatura de Marco Rubio?".

Lo que no comprenden los republicanos que apoyan a Rubio es que apoyar la reforma inmigratoria es clave para los votantes latinos. Cuando dirigí una de las empresas hispanas de más rápido crecimiento en Estados Unidos la clave del éxito fue nuestra capacidad para conectar a un nivel profundo y auténtico con los consumidores hispanos. Elegir a Rubio como compañero de candidatura para conectar con los hispanos es como intentar conectar a los votantes judíos con alguien que es judío y habla hebreo pero es abiertamente hostil hacia Israel y partidario de Irán. Esa elección es absurda y refleja una honda ignorancia.

El Partido Republicano debería buscarse a otro líder para conectar con los latinos. La legisladora de Florida Ileana Ros-Lehtinen, por ejemplo, nacida en Cuba de padres no estadounidenses, lo que le impide postularse, es, sin embargo, un buen modelo.

Tras huir de Cuba cuando tenía 7 años, fue la primera mujer hispana en lograr un escaño en el Congreso. Hoy es la mujer republicana más veterana en la Cámara de Representantes, donde preside la poderosa Comisión de Asuntos Exteriores. Es una de las más firmes defensoras de Israel en el Congreso, firmemente pro-vida y conservadora en la cuestión fiscal, pero se ha desmarcado de su propio partido, y de Mitt Romney, al que apoyó, con su compromiso con la protección de los derechos de los homosexuales y lesbianas, y sobre todo su apoyo a una amplia reforma inmigratoria.

Ros-Lehtinen encarna lo que no es Rubio (quién, paradójicamente, fue pasante de ella cuando estaba en la universidad). Pongamos como ejemplo su reacción al caso de Daniela Peláez, que llegó a Miami a los 4 años desde Colombia junto a su familia con una visa de turista y luego se quedó. Pronto se graduará de secundaria como número uno en su clase de 820 alumnos, y quiere ser cirujana cardióloga. Su hermano es ciudadano estadounidense y sirve en el ejército en Iraq y Afganistán, y su padre es residente. A Daniela le denegaron la solicitud de residencia.

Ros-Lehtinen intervino, pidió al Servicio de Inmigración y Aduanas que frenara la deportación, lo cual consiguió durante dos años. Mientras, Ros-Lehtinen siguió pidiendo al Congreso la aprobación del Dream Act, que ella misma impulsó, más allá del caso concreto para lograr una medida más general que ampare a muchos niños como Peláez. Rubio, por su parte, se reunió con Peláez para la foto en Washington, y le dijo a la joven que esperaba que pronto se solucionara su situación. El sostiene que el proyecto de ley es "la forma equivocada de hacer lo correcto", pero no aporta ninguna solución alternativa.

A Rubio lo llaman el Michael Jordan de la política. Pero uno no anota puntos desde el banquillo, confiado en el respaldo de la extrema derecha y olvidando a una multitud que podría ser tu hinchada en la grada, incapaz de lograr siquiera un grito de apoyo por sus posiciones en un tema que realmente les importa.

Se anotan puntos liderando. Y ahí es donde parece fallar Rubio, hasta ahora. La "China" de Rubio es la inmigración. Al evitar el tema y mostrar apoyo a los que no quieren buscar un acuerdo demuestra cobardía.

Marco Rubio tiene una tremenda oportunidad de viajar a "China" frente al posible rechazo que esto le podría suponer por parte de la extrema derecha. Tiene la oportunidad de acometer un tema de difícil respuesta con la misma inteligencia, fuerza y energía con que Ros-Lehtinen desempeña su servicio a la comunidad.

Y si Rubio quiere algún día liderar al Partido Republicano a la victoria en las elecciones, tendrá que asumir que su partido no tiene futuro demográficamente hablando sin el apoyo latino.

(Las opiniones expresadas en este artículo corresponden exclusivamente a Charles García)