Que les digan latinos o hispanos no importa, pero los problemas sí
Por Ruben Navarrette Jr.*
(CNN) — ¿Qué tanto importa cómo se refieran a ti?
Aparentemente, para algunos latinos, mmm, digo, hispanos, sí importa mucho. Cuando investigadores le preguntaron a un grupo de personas con raíces en Latinoamérica que cómo les gusta que les llamen, obtuvieron una variedad de respuestas.
De acuerdo con un nuevo estudio del Pew Hispanic Center, para muchos, el término preferido es el de “hispano”. La gente prefiere esa palabra por encima de la de “latino” con una diferencia de dos a uno: el 33% y 14%, respectivamente.
Pero el estudio también reveló que la mayoría de los latinos/hispanos (51%) no usan ninguno de los dos términos y no les importa cómo les llamen.
También, en una tendencia fascinante, la investigación encontró que para aquellos que quieren ponerse su propia etiqueta, la primera preferencia está atada al país de origen del individuo o al de sus padres. 51% de los encuestados dijeron que describen su identidad usando su país de origen.
Sorpresa. Nos enteramos que no somos hispanos o latinos después de todo. Somos dominicanos, cubanos, mexicanos, puertorriqueños, nicaragüenses, salvadoreños, brasileños y un par de docenas de otras posibilidades atraídos de este hemisferio. Entre más específico mejor.
De acuerdo con la encuesta, solo el 24% de los que respondieron dijeron que usan frases vagas como hispano o latino. Y en un resultado que ciertamente removerá los nervios de los nacidos en Estados Unidos, aún menos, solo un 21%, dicen que por lo general se describen a sí mismos simplemente como “estadounidenses”.
¿Qué significa todo esto para el grupo racial que crece con mayor rapidez en los Estados Unidos?
Muestra que, además de a las firmas publicitarias de Madison Avenue, los burócratas gubernamentales y los partidos políticos, no a muchas personas les parece usar términos tan poco específicos como hispano o latino.
Por supuesto que hay excepciones a cada regla. La población latino/hispana tiende a cerrar filas cuando se sienten atacados, hostigados o marginados, como con el debate de la inmigración. Ese problema impacta de una manera más directa a los mexicanos y a los mexicoamericanos que a los puertorriqueños y a los cubanoamericanos.
Y sin embargo, en el Congreso se ve a los legisladores de Puerto Rico y a los cubanoamericanos presionando para consolidar una reforma migratoria comprensiva. A lo mejor esto se debe a que ellos consideran que buena parte de la horrible retórica del otro lado apunta a todos los latinos/hispanos, no solo a los mexicanos y mexicoamericanos, y que todos estamos juntos en esto.
De hecho, en general, lo mismo pasa con los estadounidenses. Puede que nos veamos diferente, pero muchos de nosotros vivimos prácticamente las mismas vidas. Necesitamos pasar menos tiempo etiquetándonos unos a otros, y más tiempo buscando oportunidades para ser empáticos con todos y trabajar juntos para el bien común.
Nadie me preguntó, pero, cuando se trata de etiquetas raciales, aquí está mi preferencia: “No me importa”.
Los más de 50 millones de latinos/hispanos en este país tienen muchos problemas más con los que tienen que lidiar. Esta es la era Dickensiana para la minoría más grande de América, que representa tanto la mejor de las épocas como la peor. Cuando esta minoría no está siendo perseguida por las agencias de mercadeo y por las compañías del Fortune 500, son perseguidos por la mafia local, políticos racistas y los perpetuadores de crímenes de odio. Todo está mezclado.
En medio de todos estos retos, la política y el gobierno usualmente no son la solución. Por lo general, son parte del problema. Los izquierdistas deberían de estar preocupados de que el presidente Obama, un demócrata, ha deportado a más de 1.2 millones de personas, muchas de las cuales eran latinos/hispanos. Los de derecha, deberían de preocuparse por tender puentes con los latinos/hispanos, y hacer más incluyente al Partido Republicano.
Y con todo esto pasando a su alrededor, es tonto para los latinos/hispanos apasionarse acerca de las etiquetas que otros les pongan.
Cómo les llamen es una preocupación insignificante. Pedir respeto, atención a sus problemas, y nombrar las injusticias donde sea que las vean: esas son batallas más importantes por las que hay que pelear.
Hagámoslo.
*Nota del Editor: Rubén Navarrete Jr. es colaborador de CNN y columnista para otros medios.
(Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Ruben Navarrette Jr.)