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Juegos Olímpicos

La historia del edificio de los misiles "olímpicos" en Londres

Por CNN en Español

Londres (CNN) — En la última semana, miembros de las fuerzas armadas británicas han sido parte de ejercicios para prepararse para los Juegos Olímpicos en Londres este verano.

Junto a los simulacros de emergencia y las alarmas simuladas, diseñadas para preparar a la ciudad contra posibles amenazas terroristas en los Juegos del 2012, los soldados también han practicado el lanzamiento de misiles desde los techos de la ciudad.

Los residentes de un exclusivo complejo de departamentos en el este de Londres expresaron su horror al descubrir que el Ministerio de Defensa del Gran Bretaña planeó establecer lanzadores de cohete de tierra-aire desde el techo de sus casas.

Hoy, un historiador llama a estos londinenses a canalizar los espíritus de los trabajadores que alguna vez laboraron en la fábrica donde ahora viven ellos, e insiste en que los misiles sean removidos.

Actualmente, Bow Quarter es una comunidad exclusiva cerrada, con piscina, gimnasio, jardines privados, su propio restaurante, bar y tienda.

La maquillista Susan Aherne, quien ha vivido en el complejo por 18 meses, dijo a CNN que se sentía atraída al lugar por su aire y seguridad; pero ahora teme que los misiles transformen su casa en un objetivo terrorista.

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"Estoy asustada de que me vuelen la cabeza", dijo. "Me mudé aquí porque es una comunidad cerrada y me hizo sentir segura, pero ahora se siente como si viviéramos dentro de algún complejo militar. Ellos dicen que nos va a hacer sentir seguros, pero de hecho nos van a hacer el objetivo. Van a convertir una zona residencial en una zona de guerra".

Y el guardia de seguridad Mohammed Miah, quien vive en el lado opuesto a Bow Quarter, está de acuerdo: “Si los terroristas son una amenaza, ahora este es el primer lugar al que van a venir. También, si algo nos ataca del cielo y nos disparan, ¿dónde va a caer? Este es un vecindario residencial, con muchas familias, muchos niños. No tiene sentido que traigan lanzadores de misiles aquí".

El Ministerio de Defensa dice que escogió Bow Quarter porque "está situado cerca del Parque Olímpico y ofrece una excelente vista de los alrededores, y el cielo entero sobre el Parque Olímpico”.

Dice que el sistema de misiles tierra-aire "está operado por soldados completamente entrenados y experimentados" e insiste en "que no pone en peligro a los residentes". Además, precisa que los misiles serán vigilados 24 horas al día por un equipo militar y policial.

A muchos de quienes viven dentro de las paredes altas y las puertas de seguridad, lo que más les molesta es que nadie pidió su opinión.

Neil Midgley, residente de Bow Quarter y uno de los periodistas que descubrió la historia de los misiles, dijo a CNN: "En una democracia occidental en 2012, no creo que el ejército deba ocupar tierras privadas sin consultar a las personas que viven allí y obtener su consentimiento".

Y agregó: "Las personas son adultas, entienden que los Olímpicos necesitan estar protegidos, pero aquí hay preguntas: ¿los misiles nos hacen un blanco? Si son lanzados, ¿dónde caen los escombros? Y, ¿quién paga por el daño causado?".

Bow Quarter no siempre ha sido tan glamuroso y burgués. El sitio fue una vez hogar de la fábrica de cerillos Bryant y May, conocida por sus condiciones malas de trabajo dentro de sus muros; hasta que, sus trabajadores (principalmente mujeres) se alzaron y demandaron acción, cambiando a la sociedad británica durante el proceso.

Las chicas de los cerillos en Bryant y May recibían una miseria como pago; menos de cinco chelines (moneda inglesa que equivalía a la vigésima parte de una libra) a la semana, y aquellas ganancias eran frecuentemente cortadas con un sistema de multas impuesto por "ofensas" que incluían hablar, la tardanza y tirar cerillos.

Además, el fósforo blanco dañino con el que trabajaban diariamente las enfermó, dijo a CNN la historiadora y autora de Striking a Light: The Bryant and May Matchwomen and their place in Labour history, Louise Raw.

Muchas tenían mala salud por su trabajo; quedaron calvas por cargar cajas pesadas sobre su cabeza y sufrieron la horrible enfermedad industrial conocida como fosfonecrosis, la degeneración de sus huesos de la mandíbula causada por el fósforo blanco utilizado en los cerillos.

"Eran físicamente muy frágiles", dijo Raw. "Trabajaban en una fábrica desde los 10 u 11 años; a veces más jóvenes. Su crecimiento estaba retrasado, estaban malnutridas, y el fósforo las enfermaba", describió.

"Es un material terrible; antes, las personas lo utilizaban para suicidarse o abortar, y estas mujeres estaban trabajando con eso todos los días. Realmente las enfermaba. El promedio de esperanza de vida era solo de 25 años".

Harta de las condiciones de trabajo en la fábrica, la feminista y activista social Annie Beasant escribió un artículo crucial: White Slavery in London, a través del cual difundió el sufrimiento de las chicas a una audiencia mayor.

“(Eran) de menor tamaño porque no se les alimentaba bien, eran oprimidas porque no les ayudaban, y eran arrojadas a un lado tan pronto como dejaban de trabajar. A quién le importaba si morían o se quedaban en la calle si solo ofrecían a los accionistas de Bryant y May su 23%", escribió Beasant.

La empresa estaba furiosa, pero cuando trataron de forzar a las trabajadoras a firmar un comunicado insistiendo que estaban felices con el tratamiento, ellas se negaron, y cuando una fue despedida, se retiraron.

A pesar del bajo nivel de las chicas de los cerillos, la huelga resultante obtuvo el respaldo de partidarios de alto perfil, incluyendo al dramaturgo George Bernard Shaw, lo que llevó a un boicot de los productos de la empresa.

"Las mujeres de los cerillos eran lo más bajo de lo bajo", dijo Raw. "Eran un conjunto salvaje y maravilloso: chicas de fábricas, clase trabajadora, eran ruidosas y se vestían en ropa colorida; realmente tenían un alcance de la buena sociedad victoriana", señaló.

"En contraste, Bryant y May eran hombres grandes y poderosos, y aun así tuvieron que ceder ante ellas".

En semanas, la empresa tuvo que aceptar de mala gana las demandas de las huelguistas para una mejora en el pago y las condiciones, y el fin al sistema de multas. Después, las chicas de los cerillos fundaron el primer sindicato de mujeres trabajadoras en Gran Bretaña, y sus acciones ayudaron a crear el movimiento obrero moderno.

Que un lugar de tanta importancia para los derechos de los trabajadores deba de ser el sitio de acciones "antidemocráticas" hoy no pasa desapercibido para los que viven allí... o sus partidarios.

La usuaria de Twitter, Anne McCrossan (@Annemcx), fue una de quienes señaló la ironía:

"Es graciosos que BQ era el sitio de emancipación en el pasado, pero que ahora sea de control autoritario, ¿es este el espíritu de los juegos?".

Raw dijo que las mujeres de los cerillos deben inspirar a quienes en Bow Quarter están infelices con la decisión del Ministerio de Defensa.

"Es un comportamiento tan parecido al de Bryant y May, el de tener misiles en el techo sin preguntar", dijo a CNN.

"Las mujeres de los cerillos no se hubieran mantenido sin hacer nada. Eran, en teoría, completamente impotentes en la cara de la autoridad; nadie pensó que pudieran cambiar algo, pero se mantuvieron juntas y cambiaron las cosas, tenían una gran influencia".

"Fue una victoria para el poder de la gente y son un ejemplo para todos nosotros".

Pero Midgley dijo que duda que los residentes tomen acciones en una forma similar.

"Me gustaría decirte que creo que habrá un levantamiento en Bow Quarter, una Primavera de Bow Quarter sobre esto, pero lo dudo", dijo.

"En realidad, las personas están muy preocupadas, y tienen preguntas que necesitan ser respondidas. Si no lo hacen, entonces la gente tratará de detenerlo".