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Salud

No hay fórmula mágica para adelgazar

Por Sebastián Jiménez Valencia

Por Jacque Wilson, CNN

(CNN) -- Las historias sobre la pérdida de peso por lo general tienen un principio, un intermedio y un final. ¿Cómo subieron tanto de peso estas personas? ¿Qué los llevó a tomar la decisión de cambiar? ¿Y cuánto pesan ahora?

Sin embargo, en la vida real, bajar de peso no es tan lineal.

Matthew Shack ha luchado con su peso desde que estaba en la universidad, cuando una lesión de rodilla terminó con su prometedora carrera en el fútbol americano. Shack, de 35 años de edad, originario de Oxnard, California, ha bajado más de 45 kilos en varias ocasiones, sólo para volver a engordar.

"El hecho de que tenga sobrepeso es simplemente... no sé por qué me pasó a mi", dice Shack. "No se por qué sigo comiendo en exceso".

Después de dejar la universidad para unirse a la fuerza laboral, Shack comía fuera tres veces al día, siete días a la semana. Para cuando cumplió 20 años, el consultor en computación que medía 1,90 metros, pesaba 180 kilos. Decidió que quería tener novia y sabía que sería difícil encontrarla con su peso actual. Así que empezó a ejercitarse varias horas al día.

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En 6 meses, bajó 45 kilos.

Poco tiempo después conoció a Amy. Mientras estaban saliendo, Shack contrajo mononucleosis, o mono. Durante meses, durmió de 12 a 18 horas al día y lentamente recuperó el peso que había bajado.

A Amy no le importó. Ella había comenzado a subir de peso en la escuela, y nunca se detuvo. Cuando conoció a Shack en 2000, pesaba 80 kilos en su complexión de 1,5 metros.

La pareja se casó después de una relación de tres años. Cuando ella quedó embarazada de su primer hijo, Sidney, Amy pesaba 100 kilos. Cuando dio a luz a su segundo hijo, James, dos años más tarde, pesaba más de 136 kilos.

"Comíamos fuera, nos divertíamos, y nuestro tamaño seguía aumentando cada vez más", recuerda Amy.

Los Shack realmente querían una niña que completara su familia, pero Amy tenía problemas para quedar embarazada otra vez. Después de someterse a un tratamiento para la infertilidad y no tener éxito, decidieron convertirse en padres de crianza temporal.

El proceso de entrevistas fue cruel. "Ustedes son tan grandes, ¿qué van a hacer cuando mueran?". Amy recuerda que la agencia les preguntó, "¿Quién va a cuidar a los niños cuando ustedes mueran?"

Esto fue algo que ninguno de los dos había considerado.

El 22 de junio de 2009, los Shack celebraron su sexto aniversario en el Restaurante Outback . Mientras comían papas con queso al estilo australiano, varias rondas de pan con mantequilla, ensalada, sopa de cebolla francesa, unas costillas de 18 onzas, papas horneadas con todo y postre, la pareja se dio cuenta de que tenía que hacer cambios.

"Sabíamos que íbamos por un camino del que no habría retorno", dice Shack.

Amy decidió que se sometería a cirugía de bypass gástrico. Como nunca había sido amante de la comida como Shack, se imaginó que la cirugía sería la forma más sencilla para reducir el tamaño de sus porciones.

Shack pidió una cita en el consultorio de su doctor para pesarse, porque la báscula de casa no marcaba más de 158 kilos. Se imaginó que lo más que pesaría sería 180 kilos, 205 como máximo. Cuando la pesa del doctor llegó a 226 kilos, se quedó de una pieza.

Shack decidió usar la aplicación LoseIt! para registrar sus calorías. Creó una hoja de cálculo y averiguó cuánto necesitaba comer cada día para alcanzar su peso objetivo de 106 kilos en 14 meses.

"Al final del día, bajar de peso es sólo una gran ecuación matemática: calorías entran, calorías salen", dice.

Amy fue sometida a su cirugía al mes siguiente. "Al día siguiente, me sentía como si un camión me hubiera golpeado", dice. Sin embargo, se abrió paso a través del dolor, alteró su dieta para comer pequeñas cantidades cada dos horas, y bajó 45 kilos en cinco meses.

Dos meses después, Amy descubrió que estaba embarazada. Era una niña.

Bajó otras 18 kilos durante su embarazo, lo cual preocupó a su obstetra. Sin embargo, una sana Samantha Shack nació el 1 de noviembre de 2010.

Pronto, Shack también vio resultados. Restringió sus calorías a 1.400 al día y bajó sus primeras 45 kilos en unos pocos meses. Para septiembre de 2010, había bajado 120 kilos y había alcanzado su peso ideal. LoseIt!   lo llamó su mayor "perdida de peso" de todos los tiempos.

Esto debió haber sido el final de la historia de los Shack. Sin embargo, mientras bajar de peso es difícil, mantenerte puede serlo aún más.

Shack dejó de contar sus calorías y trató de seguir una dieta saludable sin tener que supervisarla constantemente. Apenas notó cuando los kilos empezaron a acumularse de nuevo.

"Como mi complexión es tan grande, no subo de peso en mi estómago, sino lo hago de pies a cabeza", explica.

Durante los dos años siguientes llegó a pesar 136 kilos, luego 154.

Él y Amy se convirtieron en padres de crianza temporal, y una nueva afluencia de niños le recordó a Shack por qué había bajado de peso en primer lugar. En abril de 2012 decidió que quería hacer un carrera de bicicletas "centenaria" de 100 millas. Entre abril y noviembre de 2012 el bajó 45 kilos en los entrenamientos.

Después de la carrera de bicicleta subió algunos kilos, y después los bajó. Recientemente empezó a subir nuevamente de peso tras perder su empleo. Sin embargo, está consciente de su patrón -- y tiene un plan para enfrentar los kilos extra.

"No he podido encontrar mi fórmula mágica", dijo. "Suele haber algún punto de motivación que me hace querer bajar de peso. Una vez que alcanzo dicha meta, creo que pierdo mi motivación".

Amy ha mantenido su peso meta de 72 kilos por más de tres años. Completó media maratón en enero. Permanece activa -"cuando tienes seis hijos, ellos son tu actividad"- y sigue controlando rigurosamente lo que come. Ella conoce a personas que han regresado a su peso original incluso después de someterse a una cirugía de bypass gástrico.

"Voy a luchar contra mi peso por el resto de mi vida," dice.

En realidad, ninguna historia de pérdida de peso tiene un final .

El objetivo de un estilo de vida saludable es evitar ponerle fin a la historia demasiado pronto.