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Francisco, un papa a la reconquista de los católicos brasileños

Por Juan Andrés Muñoz

Por Francho Barón, para CNN

Río de Janeiro (CNN Español) -- Brasil celebra el primer aniversario del Pontificado del papa Francisco como una bocanada de aire fresco para una institución que venía dando signos de agotamiento, según reflejaban estadísticas recientes.

En las ultimas décadas, la Iglesia Católica brasileña ha perdido millones de fieles, que en muchos casos han emprendido el éxodo hacia otras iglesias cristianas, principalmente las neopentecostales. El desembarco de Jorge Mario Bergoglio y su discurso aperturista en el Vaticano han puesto freno a esta sangría.

“El presenta a la Iglesia con un nuevo método más humano, más próximo, más claro, más objetivo, que toca los corazones de las personas con las palabras, pero principalmente con los gestos. Es un latinoamericano que sabe tratar a este pueblo y también a los brasileños. Ha conquistado los corazones de muchas personas que se quedaron impresionadas, conmovidas y transformadas con su actitud", explica a CNN monseñor André Sampaio, profesor de la Universidad Pontificia de Río de Janeiro y buen conocedor de la relación que Francisco mantiene con la Iglesia brasileña.

El catolicismo en este país ha sufrido un éxodo masivo de fieles y su comunidad ha caído hasta representar el 57% de la población, según el Instituto Datafolha en julio de 2013.

Uno de los grupos donde más se ha notado esta crisis de fe es la juventud, a la que estuvo dirigida la pasada Jornada Mundial de Río de Janeiro. El papa Francisco escogió este momento para presentarse oficialmente ante el mundo. También para mostrar su poder de convocatoria y su carisma arrollador, que arrastró una marea de jóvenes brasileños y de muchos otros países.

“Es argentino y eso lo hace muy próximo a nosotros. Y también busca el contacto con las personas, y esto es muy diferente de lo que veíamos anteriormente”, comenta Ruth, una estudiante de segundo año de Comunicación.

Brasil es un país que vive la religión con mucha intensidad, pero también de una forma poco ortodoxa y muy flexible en la aplicación de las reglas. Esto hace que el Papa Francisco, con su discurso conciliador y a menudo dirigido a las minorías, haya sido recibido con los brazos abiertos.

Francisco también le tendió la mano en Brasil a religiones minoritarias, hasta entonces perseguidas o denostadas, como el candomblé o el umbanda, ambas de matriz africana. Según el babalao Ivanir dos Santos, "tener un Papa que entiende esta diversidad y que predica el dialogo es muy positivo".

"Nos sirve para aislar o hacer cambiar de opinión a los que no piensan de esta forma; los que piensan que para afirmar su fe hay que aniquilar la de otros. En este aspecto Francisco llega en un momento importante”, agrega.

El Pontífice volvió a demostrar recientemente su simpatía y proximidad hacia un país que históricamente mantiene una fuerte rivalidad futbolística con su Argentina natal.

El 22 de febrero, en el Vaticano, después de recibir una camiseta de la selección brasileña y un balón de la mano de la presidenta Dilma Rousseff, Francisco le espetó entre risas: “Después de esto, tendré que rezar para que Brasil gane la Copa”.

El nuevo Papa se ha convertido en la esperanza de la Iglesia brasileña de recuperar la fe de millones de fieles. Por ahora, las parroquias no han vuelto a llenarse, pero la imagen de la institución católica es claramente más positiva.