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Curiosidades

Un técnico de piscinas resucita a un perrito de la pradera ahogado

Por Sebastián Jiménez Valencia

Por Jeanne Moos, CNN

(CNN) – Si vieras a una ardilla ahogándose en una piscina, ¿intentarías resucitarla?

Rick Gruber es un amante de los animales y técnico de piscinas de Phoenix, Arizona. Sacó a una especie de roedor de una piscina que había estado reparando, la puso sobre un tubo de plástico e intentó recordar lo que había aprendido de clases de reanimación cardiopulmonar.

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Mira el video:

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“Presioné con gentileza sus tórax y luego presioné en los lados, pensando que en algún punto encontraría sus pulmones”. Técnicamente, no es una ardilla, sino un perrito de la pradera.

En un par de minutos logró que el animalito volviera a respirar y lo trasladó a una acolchonada rodillera. Rick se emocionó al ver que su país reaccionaba. Pronto, el perrito de la pradera abrió sus ojos. “Sé que probablemente te sientas muy mal. Estabas muerto”, le dijo el hombre.

No es de extrañar que sus colegas lo llamen el “el hombre de las ardillas” o “el héroe de la ardilla”.

La historia fue sensación en los canales de noticias locales.

Los veterinarios dicen que la mejor forma de resucitar a una ardilla es ponerla de lado, comprimir 10 veces su pecho usando con cuidado el pulgar y el índice y luego soplar dos veces en la nariz del animal. Hay que repetir si es necesario hasta que reviva.

Rick no puso su boca en la nariz del animal. “Pensé ‘no, no quiero ser mordido, no quiero contagiarme de nada’”.

Rick estuvo con el perrito de la pradera durante una hora, grabando lo que pensaba iba a ser un buen video para mostrarle a sus amigos. “Sólo piensa, amiguito. Hace 35 minutos estabas flotando en una piscina”, dice Rick en el video.

Rick acompañó al animal como si fuera un amigo pasado de tragos. “¿Puedes vomitar? ¿Puedes intentarlo? Intenta hacer ughhhhh”. El roedor escupió un poco de agua, aunque la grabación de Rick no lo mostró todo.

Finalmente, el roedor resucitado caminó. Se fue al desierto, dejando al ‘héroe’ con una reflexión final: “Los trabajadores de piscinas no son tan malos, ¿no?”.

Si no fuese por Rick Gruber, este animal no habría sobrevivido.