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Al galope

El arte ganó el derby de la madera flotante

Por Álvaro Valderrama

Por Chris Borg

(CNN) — Probablemente has escuchado acerca de Glorious Godwood... bueno, aquí se trata más de "driftwood" (madera a la deriva) gloriosa.

Al verlos galopar a lo largo de playas o beber agua tranquilamente de un charco, estos majestuosos caballos no son lo que parecen a simple vista.

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Eso se debe a que, hace no mucho tiempo, eran solo montones de lo que parecía ser madera de desecho... eso sí, hasta que el artista James Doran-Webb empezó a hacer uso de sus talentos.

Nacido en Birmingham, el artista de 46 años ha vivido en las Filipinas desde que viajó allí por lo que supuestamente iban a ser unas largas vacaciones en 1989.

"Quedé embelesado por el campo, las playas, la vida silvestre y la gente, con su talento para el color y el arte", explicó.

Desde hace mucho tiempo ha estado utilizando madera flotante que recoge de mares, playas y ríos cerca de su hogar en la ciudad de Cebú para crear su impresionante arte de vida silvestre, y el trabajo de Doran-Webb es una continuación de la fascinación que sintió durante su niñez por elaborar modelos de madera y esculturas en miniatura.

Pasó gran parte de sus años formativos en los talleres de la firma de restauración de antigüedades de sus padres, lo que le permitió obtener una rigurosa educación informal en las artes de las destrezas manuales.

Ese conocimiento acumulado de estilo y brillo se observa en sus tres pura sangre, los cuales representan el poder y elegancia equina, y en su proyecto de arte público más grande hasta la fecha.

Inspirado en el hecho de que este es el Año del Caballo, según el calendario chino, los caballos fueron encargados para las celebraciones de Año Nuevo en el parque natural Jardines de la Bahía de Singapur, donde incluso fueron "montados" por modelos de jinetes durante algún tiempo.

La logística para la creación de cada caballo fue abrumadora.

Una armazón de metal ofrece el equivalente al esqueleto del animal, y para cada escultura son necesarias cientos de piezas de madera.

Las piezas más grandes se atornillan y los tornillos se sueldan a la armazón; luego, cada pieza más pequeña debe ser minuciosamente atornillada donde corresponde.

"Esta madera ha estado muerta durante más de 50 años", le dijo Doran-Webb a CNN. "Se ha desgastado en el transcurso de esas décadas, y eso es lo que hace que se vea tan bien".

"Siempre fui un tipo de persona a quien le gustaba hacer actividades al aire libre, y me encontraba con estas maravillosas piezas de madera mientras daba paseos en kayak... he estado coleccionando madera flotante desde que tenía 18 años, y tengo suficiente madera acumulada como para al final, poder encontrar las piezas exactas".

"Salgo a buscar una pieza para un orificio nasal o una ceja, pero en su lugar me encuentro con un posible casco. Es como un rompecabezas: sigues buscando hasta encontrar la pieza correcta".

"Además, las personas saben qué tipo de madera uso y me la traen", añadió Doran-Webb, quien paga por ella, y así, contribuye con las aldeas donde los ingresos a menudo son precarios, en el mejor de los casos.

"Pero a veces pienso que he terminado una pieza, y luego encuentro que estoy comenzando de nuevo con cierta cantidad de la madera porque simplemente no se ve bien. Me enfoco mucho en los detalles de los rostros y los músculos".

Sin embargo, su primer uso de la madera flotante no tuvo nada que ver con animales o esculturas... inicialmente, elaboró y vendió muebles con dicha madera hasta que de repente se le ocurrió la posibilidad de crear piezas de arte a gran escala.

Y vaya si no se trata de una escala ambiciosa: cada escultura de caballo puede pesar cualquier cantidad hasta un máximo de una tonelada (1.000 kilogramos), tiene de 16-17 manos (más o menos 1,77 metros) de altura y fácilmente puede soportar el peso de un "jinete" o dos.

La creación de cada pieza toma de tres a cuatro meses; Doran-Webb y su equipo de seis artesanos trabajan juntos en el proceso. Cada escultura salta a la vida a partir de una serie de bocetos y maquetas iniciales.

"Se me ocurre una idea —una imagen de una carrera de caballos o un partido de polo— y hago un boceto hasta que obtengo algo con movimiento", dijo.

"El armazón de metal es crucial. Si quitaras la madera, lo que verías sería similar al esqueleto del animal real. Brinda toda la fuerza, pero el revestimiento toma mucho tiempo".

Podría tomar mucho tiempo, pero Doran-Webber dice que nunca se siente completamente satisfecho con los resultados, y solo el mundo de las fechas límites le impide que caiga en los perpetuos ajustes.

"Si no fuera por ellas, nunca saldría del estudio", admitió. "Si algo tan solo está una pulgada fuera de lugar, tienes que volverlo a hacer. Nunca ha habido una pieza con la que me he sentido conforme desde el principio".