arrow-downcloseCNNEcomment-02commentglobeplaylistsearchsocial-facebooksocial-googleplussocial-instagramsocial-linkedinsocial-mailsocial-moresocial-twittersocial-whatsapp-01social-whatsapptimestamptype-audiotype-gallery
Opinión

Descubrimos la debilidad de Ironman: las preguntas incómodas

Por Juan Carlos Arciniegas

(CNN Español) -- Fue una entrevista donde la tensión se sentía en las miradas, en el lenguaje corporal de ambas partes. Robert Downey Jr. se retiró intempestivamente de una charla que había concedido a la televisión británica porque en su opinión las preguntas del reportero no apuntaban hacia la promoción de su nueva película, Avengers: Age of Ultron.

Si bien el entrevistador insistía con preguntas sobre el pasado personal del actor, uno muy convulsionado y que comenzó a mediados de la década de los 90, el hecho de que Downey Jr. hiciera hincapié en que su presencia allí era solo para promocionar la película, nos lleva también a preguntarnos: ¿en qué momento la labor de un periodista —de espectáculos o no— se ha convertido en la de servir de simple canal de promoción de los proyectos de un artista?

En una facultad de comunicación social, esta última práctica se denomina ‘publirreportaje’ y no creo que ésa haya sido la misión del periodista, que si bien persistía en hacer preguntas de tipo personal, no tenía por qué cumplir con los deseos de que la charla fuera solo de índole promocional.

Hace poco, Cate Blanchett contestó con sarcasmo a las preguntas impertinentes de un reportero. En su caso, no eran de tipo personal pero sí resultaban triviales para alguien de la trayectoria de la actriz australiana. Ella, sin embargo, no perdió los estribos ni tuvo una actitud de arrogancia o patanería.

https://www.youtube.com/watch?v=QgpXPOJ7Gro

Esta semana, Sofía Vergara contestó a un periodista hispano en Estados Unidos que no se iba a pronunciar sobre ‘idiotadas’ cuando se le preguntó por la reciente demanda legal en su contra, que aunque corresponde a un episodio de su vida personal, trascendió a los medios y hoy ha provocado un debate legal y moral sobre la propiedad compartida de embriones congelados.

publicidad

Este tipo de entrevistas, en las que cada reportero tiene entre 5 a 10 minutos para conversar con un artista que está promocionando una película, un disco, etc., pueden ser complicadas de realizar para ambas partes. Por un lado, la celebridad puede llegar a cansarse de contestar una y otra vez la misma pregunta a cada periodista que llega a entrevistarle. Por otro, el periodista puede sentirse caminando sobre una cuerda floja al no querer importunar con una pregunta que al equipo de asesores del artista le pueda parecer que se sale de su objetivo: publicitar tal o cual producto.

En lo personal, la vida privada de los artistas siempre me ha parecido eso: privada. Poco o nada me interesan temas como sus amores o desamores. Algunas veces, por ser personajes públicos, sus asuntos íntimos terminan ventilándose en público y ese ha sido el caso de la demanda contra Vergara. No preguntarle sobre ello, resultaría extraño. Sin embargo, ante una pregunta incómoda, siempre está la opción del ‘gracias pero de eso prefiero no hablar’. Levantarse intempestivamente de una entrevista o contestar con una grosería nunca hace lucir bien a quien lo hace.

El periodismo debe ser imparcial y aquí no pretendo ser abogado del diablo o un empecinado defensor de mis colegas. El respeto debe venir de lado y lado. Las entrevistas con preguntas capciosas son tan reprochables como una respuesta que le da vuelta a lo que de forma puntual se ha preguntado.

Lo que sí debería estar claro, para ambas partes, es que una celebridad no puede esperar que un periodista llegue con actitud complaciente. Al mismo tiempo, un periodista tampoco debería dejarse intimidar por un relacionista público o un estudio de cine que impone restricciones a su cuestionario. En ese caso también tenemos la opción de dar la vuelta no sin antes pronunciar un amable: ‘gracias pero eso no lo voy a permitir’.