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Reforma en Brasil: una maniobra política de Rousseff para hacer frente a la crisis

Por Francho Barón

(CNN Español) -- Este viernes Dilma Rousseff redujo el número de ministerios a cambio de dar una mayor participación del partido del Movimiento Democrático Brasileño en el gobierno.

Los objetivos de la presidenta al anunciar cambios profundos en su gabinete buscan mejorar la gestión y reducir los costos.

La profunda reforma ministerial elimina 8 ministerios de los 39 que había hasta ahora, acaba con 30 secretarías ministeriales y con 3.000 cargos comisionados, reduce el 10 % su propio salario y los de sus ministros, recorta un 20 por ciento el gasto corriente del gobierno y revisa contratos de servicios externalizados y pone a la venta inmuebles públicos.

La medida, aparte de ser una demostración de austeridad, también responde a una maniobra.

“Necesitamos estabilidad política. Por ello, esta reforma también tiene un propósito: el de actualizar la base política del gobierno buscando una mayoría que amplíe nuestra gobernabilidad”, dijo Rousseff.

La mandataria lo ha verbalizado alto y claro: esta reforma busca recomponer una maltrecha coalición de gobierno, que con la crisis económica y las investigaciones de la trama de corrupción descubierta en la estatal Petrobras lleva meses representando un foco de problemas para ella y par su equipo en el congreso nacional.

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En este sentido, el principal partido aliado de Rousseff, el partido del Movimiento Democrático, gana un ministerio y pasa a tener de 6 a 7 ministros en el gobierno.

Es un gesto que también persigue garantizar el apoyo de este partido al severo ajuste fiscal, valorado en su totalidad en 17.000 millones de dólares, anunciado recientemente por el gobierno y para la que se espera una dura negociación en la cámara baja.

Para el analista político Michael Mohallem, la situación no es nada sencilla. “Me parece que la presienta Dilma está intentando lanzar iniciativas para explorar diferentes caminos e ir pulsando el humor del mercado y de la base aliada en el congreso. En este momento la prioridad pasa a ser la base aliada en el gobierno y la supervivencia política del gobierno hasta el final del mandato”.

Los datos divulgados el miércoles por el instituto Ibope muestran que el nivel de rechazo social a la gestión del gobierno sigue siendo preocupante y alcanza el 82 %.

Eso mantiene viva la llama del juicio político a Rousseff, avivada además por el principal partido de la oposición, aunque la mandataria se siente legitimada por la victoria en las elecciones de hace un año.