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Lo de Trump y los suyos es una cuestión de fe

Por Camilo Egaña

Nota del editor: Camilo Egaña es el conductor de Encuentro. Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor.

(CNN Español) -- "Donald Trump es un auténtico idiota", ha dicho en el diario español El Mundo David Simon, el creador de la serie de televisión “The Wire”.

Descalificar a Donald Trump de un plumazo es como zanjar un debate, de la índole que sea, con esa frase lapidaria que tanto daño nos hace a todos: “¡Que inventen ellos que son rubios!”.

O con esa cortapisa tan inútil como un bostezo: “en la mesa no se habla de política, dinero o religión”’. Imagínese usted, dejar de hablar de las tres grandes fuerzas que mueven el mundo. Faltaría el sexo.

El lunes Trump estuvo en Today, el programa matutino de NBC para regalarle a sus seguidores lo que más aman en este mundo: la imagen de un hombre hecho a sí mismo y contra viento y marea.

Allí Trump contó cómo "un pequeño préstamo de un millón de dólares" que recibió de su padre le permitió despegar como empresario. Trump dijo que en cuanto pudo devolvió a su padre la plata y con intereses.

El imaginario colectivo de Estados Unidos está lleno de historias como ésa. Forman parte del hormigón con que se fragua la felicidad nacional, pero hay que estar muy desconectado de la realidad para decir que un millón de dólares es un “pequeño préstamo”.

Decir que Trump es un idiota es una perogrullada del tamaño de una catedral. Lo inquietante es lo que Trump representa, porque quienes le apoyan tienen derecho al voto. Sus insultos están calando hondo en cierto sector del electorado que está atrincherado en su fe y ya sabe usted lo que pasa con la fe, que es imposible cuestionarla porque no resiste la erosión del análisis y el debate. Lo de Trump y los suyos es una cuestión de fe. Que un país llegue a creer que la política es una cuestión de fe huele a catástrofe.