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Inmigración

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Victoria Chacón, una inmigrante peruana que pasó de camarera a exitosa mujer de negocios

Por Bertha Ramos

(CNN) — Victoria Chacón comenzó como muchos, trabajando sin descanso. En un solo día cambiaba las sábanas de 45 camas y limpiaba 20 baños.

Llegó de su natal Perú sin hablar inglés, lo fue aprendiendo con un librito. Hoy se tutea con la clase política y es una acaudalada y reconocida mujer de negocios.

Victoria nació en Chancay, una ciudad porteña a media hora al norte de Lima. “Yo vengo de orígenes muy humildes. Mi padre fue un comerciante exitoso, con mucho dinero en su oportunidad pero debido a un accidente que tuvo perdimos todo lo que teníamos y cuando yo nací, vine al mundo en una pobreza absoluta, crecí en una enorme pobreza”.

Quedó huérfana a temprana edad. Y por diversas circunstancias debió erigirse como cabeza de familia. Su mayor alegría es tenerla a su lado. Los cuatro hijos de sus sobrinas, a los que llama nietos son “sus gallos”, dice orgullosa y agrega: “Me considero una persona muy afortunada, me siento un poco consentida por el patrón de arriba; prueba de ello es el nacimiento de mis nietos. Lo curioso es que en cada nacimiento se han presentado situaciones…a veces difíciles o tristes y sus nacimientos traen para mi mensajes muy especiales”.

Afirma que el amor hacia los suyos es la principal vitamina que la mantiene tan saludable y su único hijo, Juan Carlos, se prepara para heredar el trono.

Los inicios

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No conocía a nadie al llegar a Atlanta.

Comenzó como camarera.

“Cuando empecé a trabajar el sueldo era de 4,25 dólares por hora, para mantenerme a mí misma, y para mandarle a mi hijo a Perú necesitaba buscar otros ingresos, entonces me ofrecí a hacer cuartos extras (…) luego conseguí otro hotel, y así obtuve dos trabajos de tiempo completo. Llegué a tenerle cariño a mi trabajo, pensaba que de ahí salía el dinero para mandarle a mi hijo”, explica Victoria. “Recuerdo cuando aspiraba 20 o 25 cuartos y tendía hasta 40 camas, es un esfuerzo físico tremendo. Pero creo que hubiera podido hacer más”.

Solicitó trabajo en la oficina de empleos del estado. Le hicieron un examen sobre rapidez manual y habilidad intelectual. Obtuvo un nuevo trabajo.

Virginia consigue así duplicar su sueldo en una empresa empacadora de comida. Comienza como auxiliar y en menos de dos meses la ascienden y opera su propia cortadora de tocino.

“Trabajaba en el turno de la noche, lo que me permitía seguir trabajando en el día en el hotel Westin Peachtree Plaza”.

Un joven pintor salvadoreño que la cortejaba le preguntó un fin de semana si estaría dispuesta a limpiar una enorme mansión.

“Yo nunca había limpiado una casa, le pregunté cuanto pagaban y él respondió que como unos 1.200 dólares”, suelta una gran carcajada y recuerda su reacción: “…A quién tengo que matar por ese dinero”.

La mansión tenía que estar impecable en los siguientes dos días.

Sin miedo

Llamó a dos de sus compañeros de trabajo. Sin pausa ni respiro lograron terminar a tiempo.

“Mientras revisaban todo yo estaba afuera rezando para que estuvieran contentos con mi trabajo. El constructor salió de la casa, se me acercó, me pagó y me ofreció más trabajos y, además, me prometió que me recomendaría con sus otros tres hermanos que se dedicaban a lo mismo”.

Empezó a contratar a sus excompañeros de trabajo. Fundó su primera compañía de limpieza. Comenzó a crecer como la espuma.

“Tuve la suerte de entrar al área de apartamentos, lo cual significó contratos más grandes, más horas de trabajo y ese fue el paso definitivo que me impulsó para crecer”.

Victoria dice que uno de sus secretos para el éxito es que siempre contesta todas sus llamadas y todos sus correos electrónicos. Además le gusta escuchar distintas opiniones.

Asegura que nunca hay que dejar de aprender. Su inglés, casi perfecto, sigue cultivándolo.

Visionaria

Inquieta, parece no cansarse nunca. Con su empresa de limpieza creciendo y creciendo decidió incursionar en otros negocios. Hace más de 15 años fundó el primer periódico de la ciudad en español e inglés. “La Visión” que se distribuye en cerca de 5.000 puntos del estado y hoy en día se publica semanalmente. “El dinero nunca sobra, siempre hay en qué gastarlo. Yo lo gasto en comprarle juguetes a mis nietos”.

Preocupada por los constantes accidentes en el área de la construcción inició una agencia que imparte cursos básicos sobre medidas de seguridad para quienes trabajan en esa rama.

Victoriosa

“Plata y amores nunca me han faltado”, afirma esta mujer menuda y simpática que siempre busca la manera de ahorrar.

Vicky, como la llaman sus allegados, es ganadora de varios premios como exitosa empresaria, entre ellos un reconocimiento del programa “Biography”, de la cadena A&E Mundo, y el nombramiento como “Ciudadana Ejemplar”, hecho por las autoridades de Georgia. Recibió también las llaves de la ciudad en San Luis Potosí, México y el premio “Tumi”, que se entrega a los peruanos destacados en el exterior.

“Siempre miro para adelante”, dice con su carácter jovial. Y concluye: “Como cualquier otro inmigrante llegué buscando una estabilidad económica. Empecé de cero, me enfrenté a un nuevo mundo, a otro idioma, fue una época de mucho sacrificio, mucho trabajo arduo, pero con el favor de Dios, han venido las retribuciones que cualquier inmigrante sueña”.