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Estados Unidos

Miles de millones están en juego por el caso de Apple y el iPhone del terrorista de San Bernardino

Por Peter Bergen

Nota del editor: Peter Bergen es analista de seguridad nacional de CNN, vicepresidente de New America Foundation y profesor de práctica de la Universidad Estatal de Arizona. Él es el autor del nuevo libro "United States of Jihad: Investigating America's Homegrown Terrorists".

(CNN) - Es una disputa que enfrenta a dos principios importantes.

Se trata del derecho que el gobierno de Estados Unidos tiene de investigar exhaustivamente el ataque terrorista que más muertes ocasionó en suelo estadounidense desde el 11 de septiembre de 2001 versus el derecho de la compañía estadounidense más valiosa (e icónica) de llevar a cabo sus operaciones de negocios sin que el mismo gobierno de debilite la promesa clave que le hace a los consumidores: que sus comunicaciones más privadas se encuentran a salvo y seguras.

También es una disputa que prepara el escenario para lo que promete ser una de las grandes batallas comerciales de los próximos años, entre el gobierno de Estados Unidos y las compañías de tecnología que son el motor más importante del auge de la economía estadounidense.

Durante años, el FBI ha argumentado que enfrenta un problema de encontrarse "a oscuras", que sus investigaciones sobre todo, desde pornógrafos infantiles hasta terroristas se ven afectadas, o completamente debilitadas, por el hecho de que una parte tan grande de las comunicaciones por Internet ahora están cifradas a un nivel que el gobierno de Estados Unidos no puede descifrar.

Como resultado, el FBI quiere una "puerta trasera" hacia las plataformas de comunicaciones cifradas, diseñadas por compañías estadounidenses de tecnología.

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Las compañías de tecnología rechazan esta solicitud con base en que tal puerta trasera va en contra del propósito de las comunicaciones cifradas, debido a que si una puerta trasera existiera, esta podría ser utilizada no solo por el FBI, sino también por otros.

Las compañías argumentan —correctamente— que cuando construyes una cerca alrededor de tu casa para que los intrusos no entren, no dejas un gran agujero en la cerca para que la policía tenga un fácil acceso si llegara a ocurrir un crimen dentro de la casa, porque otros también podrían aprovecharse de ese gran agujero.

Además, las compañías argumentan que si se llega a conocer que ellos le han dado al gobierno de Estados Unidos tal puerta trasera, entonces los consumidores alrededor del mundo se mostrarían recelosos de usar Apple, Google y otros productos tecnológicos de Estados Unidos. Por lo tanto, son decenas de miles de millones de dólares los que están en juego.

El nuevo motivo para esta disputa que ha estado presente desde hace mucho tiempo es el hecho de que , quien en diciembre, junto a su esposa, mató a 14 de sus compañeros de trabajo en una fiesta en San Bernardino, California.

La pareja llevó a cabo el ataque en nombre de ISIS, aunque no hay evidencia de que lo hicieran bajo las instrucciones del grupo.

En la superficie, el rechazo de Apple hacia la orden del juez parece bastante obstinada. Después de todo, el ataque en San Bernardino fue el que más muertes ocasionó desde el 11 de septiembre.

Sin embargo, la posición de Apple es que ayudar a que el FBI descifre el iPhone de Farook le daría al gobierno acceso a todos los iPhones similares y también daría lugar a un precedente desafortunado en el que el gobierno finalmente podría tener acceso a las comunicaciones cifradas en cualquier plataforma estadounidense de tecnología. Google ha apoyado públicamente la posición de Apple.

Entonces, ¿quién tiene la razón aquí? Las revelaciones hechas por el informante de la Agencia de Seguridad Nacional, Edward Snowden, en 2013 acerca de hasta qué punto las compañías estadounidenses de tecnología habían estado cooperando con el gobierno de EE.UU. tuvo un efecto en los balances de compañías alrededor del mundo.

Un artículo de 2014 escrito por mis colegas en la organización New America calculó que las revelaciones de Snowden tuvieron un costo de miles de millones de dólares para las compañías estadounidenses de tecnología.

Desde que Snowden habló en público, compañías como Apple y Google —dos de las compañías más valiosas del mundo—han incorporado un cifrado mucho mayor en sus productos y también se han esforzado por mostrar que no cumplirán con las exigencias del gobierno de EE.UU. por tener acceso a sus productos cifrados.

¿Qué información podría obtenerse del iPhone de Farook? Por supuesto, no lo sabemos, pero es posible que no sea mucho más de lo que ya sabemos a partir de las publicaciones de la pareja en Facebook, de su cuenta telefónica de Verizon, de sus computadoras que fueron incautadas por la policía, de la evidencia que encontraron en su complejo de apartamentos y de la exagerada confesión de su amigo Enrique Marquez, quien presuntamente les proporcionó los rifles que utilizaron en la masacre y quien presuntamente también conocía sobre sus planes de cometer un ataque terrorista desde 2012.

No ha surgido evidencia de que Farook y su esposa tuvieran un vínculo formal con una organización terrorista, y el complot involucró solo a la pareja y la presunta complicidad de Marquez. Por lo tanto, lo que podrían encontrar en el iPhone de Farook probablemente será solo algunos detalles adicionales para reforzar la versión general de lo que ya sabemos.

En contraposición a eso, tenemos lo que las compañías de tecnología pierden si llegan a cumplir con las solicitudes del FBI: decenas de miles de millones de dólares, así como la fuerte posibilidad de perder participación de mercado frente a otras compañías de tecnología que no son estadounidenses, en especial compañías de software e informática en la nube, alrededor del mundo.

Otro detalle en esta historia es proporcionado por el reportero del Daily Beast (y mi colega en New America) Shane Harris, quien informó que Apple ha cifrado iPhones para las autoridades estadounidenses de seguridad en 70 ocasiones en los últimos años, y tan recientemente como en 2015. Al mismo tiempo, Harris informa que el gobierno ha logrado cifrar la más reciente versión del iPhone.

Esas revelaciones sugieren la posibilidad de que los datos de este caso en particular no son tan importantes como los principios mayores que están en juego y que tanto Apple como el gobierno de Estados Unidos están usando al caso de San Bernardino como un tipo de prueba para la siguiente pregunta: ¿deberían las compañías de tecnología darle al FBI cualquier tipo de puerta trasera permanente?

El caso de la prueba de San Bernardino probablemente iniciará una batalla legal que podría ir a la Corte Suprema. También podría motivar al Congreso a intervenir y aprobar una legislación sobre el asunto.

Aunque la lucha entre las compañías tecnológicas estadounidenses y el FBI que persigue a terroristas es sin lugar a dudas importante, hasta cierto punto también podría ser cada vez más discutible.

La plataforma clave y cifrada de redes sociales de ISIS es Telegram, la cual es diseñada por una compañía de tecnología con sede en Berlín que simplemente puede ignorar los fallos de los jueces federales estadounidenses, al igual que la legislación aprobada por el Congreso de Estados Unidos.

ISIS también invita a sus seguidores a utilizar el navegador Tor de la "red oscura ", que oculta las direcciones IP de los usuarios y no está controlado por ninguna compañía tecnológica estadounidense.

En otras palabras, una vez más, la tecnología está dejando atrás la capacidad que tanto la policía como la legislación tiene de mantener su ritmo.