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Opinión

El Día Pi y la belleza de los números

Por Camilo Egaña

Nota del editor: Camilo Egaña es el conductor de Encuentro. Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor.

Yo nunca he visto la belleza de los números.

Todavía hoy padezco una pesadilla recurrente: que me enfrento a un examen de matemáticas sin tener la más mínima idea del tema. Sucede  una y otra vez. Si estoy tenso por algo, salta como un erizo con estrés postraumático, ese mal sueño. Por eso tal vez, no entiendo el entusiasmo que ha suscitado  la celebración de este 14 de marzo del Día del número Pi, esa constante, 3, 14 que  indica la relación entre la longitud de una circunferencia y su diámetro.

Para celebrar a Pi, los fans se reúnen este lunes para agradecer las bondades de un número básico para los ingenieros, los físicos y los matemáticos. ¿Cómo lo harán, con un asado o con una gran fiesta trigonométrica? Digo si es que eso existe ¿Y cómo lo celebra uno como yo, que a duras penas puede calcular el cambio en una compra de supermercado?

El único consuelo que me queda es que podría explicar mi incapacidad para celebrar a Pi diciendo que es un número irracional e infinito que no puede obtenerse como la fracción de dos números enteros. ¿Alguien entendió? Pues eso. Es más, si alguien me pregunta por Pi, para evitar la humillación intelectual, diré  que yo soy más del tau (τ), que con un valor aproximado de 6,28, el doble de Pi, es para muchos matemáticos y frikis, el rival del número 3, 14. Y tiene su día, 28 de junio.  Y dicen que es más elegante que Pi.