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Economía

5 razones por las que Canadá es el verdadero enemigo del TLCAN y no México, como dice Trump

Por Patrick Gillespie

(CNNMoney) -- Estados Unidos y Canadá son los mayores socios comerciales del mundo; incluso mayores que Estados Unidos y China.

Pero esa relación comercial Estados Unidos-Canadá en los últimos años es peor de lo que parece. Ha habido guerras comerciales, represalias, alegatos de dumping y empleos perdidos.

“Nuestra relación comercial, obviamente, es fuerte... pero la relación ha sido inestable, a pesar de los acuerdos que tenemos impuestos”, dice Stuart Trew, un editor del Canadian Centre for Policy Alternatives, un grupo de investigación en Ottawa, capital de Canadá.

El candidato presidencial republicano Donald Trump a menudo critica a México y el TLCAN, el acuerdo comercial entre Estados Unidos, México y Canadá. Sin embargo, rara vez menciona a Canadá.

Sin embargo, se han producido más reclamaciones de controversias del TLCAN contra Canadá —casi todas por parte de empresas estadounidenses— que contra México. Incluso en la actualidad, Canadá tiene fuertes aranceles contra Estados Unidos, y ambas partes apenas resolvieron recientemente una amarga disputa sobre la carne.

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La mayoría de los líderes y expertos destacan que los lazos comerciales entre las dos naciones son fuertes y en su mayoría positivos. Sin embargo, Canadá y Estados Unidos han tenido muchas batallas a lo largo del camino.

1. Canadá se mete en más problemas que México en el TLCAN

Al escuchar a Trump, se podría pensar que México es el mal actor del TLCAN. Pero desde el inicio del TLCAN en 1994, ha habido 35 quejas presentadas en contra de Canadá, casi todas por parte de las empresas de Estados Unidos.

Solo se han presentado 22 contra México. (En comparación, las empresas de México y Canadá han presentado un total de 20 quejas en contra de Estados Unidos).

Y con mayor frecuencia, Canadá es el blanco de las quejas. Desde 2005, Canadá ha sido el objeto de 70% de las reclamaciones de controversias del TLCAN, de acuerdo con la CCPA, una firma de investigación canadiense.

2. La pelea maderera entre Estados Unidos y Canadá

El TLCAN no es la única zona sensible. En 2002, Estados Unidos impuso un arancel de 30% sobre la madera canadiense, al afirmar que Canadá estaba haciendo “dumping” con su madera (vendiendo a precios artificialmente más bajos) en el mercado de Estados Unidos. Canadá rechazó el reclamo y argumentó que el arancel costó sus empresas madereras 30,000 puestos de trabajo.

“Fue un momento muy amargo en las relaciones entre Canadá y Estados Unidos durante bastante tiempo”, dice Tom Velk, profesor de Economía en la Universidad McGill en Montreal.

El conflicto tuvo su origen en la década de 1980, cuando las empresas madereras estadounidenses dijeron que sus contrapartes canadienses no estaban jugando limpio. Canadá subvenciona a las empresas madereras debido a que el gobierno posee muchas de las tierras de las que proviene la madera. Ese subsidio —además de la amplia oferta maderera de Canadá— permite a Canadá fijar el precio de su madera por debajo de lo que las empresas estadounidenses pueden cobrar.

La OMC en última instancia negó el reclamo de Estados Unidos y las dos partes llegaron a un acuerdo en 2006 para poner fin al arancel, siempre y cuando los precios se mantengan dentro de ciertos márgenes.

3. Smoot-Hawley desencadena una guerra comercial entre Estados Unidos y Canadá

Las cosas se pusieron aún peor durante la Gran Depresión. En 1930, el Congreso quería proteger los empleos estadounidenses del comercio mundial. Así que Estados Unidos impuso aranceles a todos los países que enviaran las mercancías a los Estados Unidos en un esfuerzo por proteger a los trabajadores.

Se llamó la ley Smoot-Hawley. Actualmente es ampliamente aceptado que esta ley agravó aún más la Gran Depresión.

Canadá se puso furioso, y respondió más que cualquier otro país en contra de Estados Unidos, lo que provocó una guerra comercial.

“Canadá estaba tan indignado que... elevaron su propio arancel a ciertos productos para que coincidiera con el nuevo arancel estadounidense”, según Doug Irwin, un profesor de Dartmouth y autor de Peddling Protectionism: Smoot-Hawley and the Great Depression.

Por ejemplo, Estados Unidos aumentó un arancel a los huevos de 8 centavos a 10 centavos de dólar (estos son precios de 1930, después de todo). Canadá se vengó también aumentando su arancel de 3 centavos a 10 centavos de dólar; un aumento triplicado.

Las exportaciones se redujeron drásticamente: en 1929, Estados Unidos exportó cerca de 920.000 huevos a Canadá. Tres años después, se enviaron solamente 14,000 huevos, según Irwin.

4. Canadá dispara aranceles de huevos, aves de corral y leche de Estados Unidos

Volviendo a la época actual, la ley Smoot-Hawley ha desaparecido, pero Canadá sigue aplicando altos aranceles a las importaciones de huevos, pollo y leche de Estados Unidos.

Por ejemplo, algunos aranceles sobre los huevos son de hasta 238% por docena, según el Departamento de Agricultura de Canadá. Algunas importaciones de leche, dependiendo del contenido de grasa, son de hasta 292%.

“Son tan onerosas que no puedes importarlo. No hay huevos americanos en Quebec”, dice Velk.

Estados Unidos tiene aranceles sobre algunos productos procedentes de todos los países, pero no son en absoluto tan altos como los de Canadá.

Los expertos dicen que esos aranceles siguen molestando a algunos productores avícolas y de lácteos estadounidenses, quienes básicamente no pueden vender en el mercado canadiense. Pero dudan que eso cambie mucho a debido a que los aranceles han estado en vigor desde hace décadas.

5. Cabezas más frías y el futuro del TLCAN

A pesar de todas estas disputas, los expertos destacan que esta relación comercial sigue siendo una de los mejores en el mundo.

De hecho, los dos países están tan interconectados ahora que, a veces cuando estallaban diferencias comerciales, las empresas estadounidenses han tomado partido por las empresas canadienses y en contra de los legisladores estadounidenses.

Por ejemplo, los productores de carne canadienses disputaron una ley estadounidense que les obliga a etiquetar al ganado con el lugar donde nació, fue criado y sacrificado. Los canadienses dijeron que la ley discriminaba su carne para su venta en Estados Unidos y llevó el caso ante la OMC.

La OMC tomó el lado de Canadá, y en diciembre pasado, el Congreso derogó la ley de etiquetar con el país de origen. Los productores de carne estadounidenses —cuyo negocio está interconectado con el de Canadá—, de hecho apoyaron a sus homólogos canadienses, argumentando que la regulación era demasiado onerosa.

En cuanto a la propuesta de Trump de quebrar el TLCAN, muchos expertos estadounidenses y canadienses dicen que no vale la pena renegociar o terminar el acuerdo. Los tres países que son parte del acuerdo están tan interconectados entre sí, que desenredar toda esa integración sería perjudicial para el comercio y para el crecimiento económico.

“Sería desastroso de renegociar”, dice Robert Feenstra, profesor de Economía de la Universidad de California-Davis. “Tendría un impacto desastroso en la relación comercial entre Estados Unidos y Canadá”.