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¿Podría la tecnología sabotear tu dieta?

Por Susan Scutti

(CNN) -- Las llamadas tecnologías vestibles, conocidas en inglés como 'wearable', nos ayudan a monitorear la actividad física o, por ejemplo, las alergias. Están cada vez más metidas en nuestra vida cotidiana. Pero un nuevo estudio entre personas que están a dieta acaba de descubrir que los que usan dispositivos de actividad pierden menos peso que quienes no los usan.

"Teníamos la hipótesis de que usar la tecnología sería más eficaz que no usarla, y descubrimos todo lo contrario", dijo John Jakicic, autor del estudio, publicado en la revista Journal of the American Medical Association.

"Una de las cosas que no estudiamos fue que el hecho de que tal vez estos dispositivos son eficaces para las personas que ganan peso, pero quizás eso sea diferente a ayudar a las personas a perder peso", comentó Jakicic, profesor y director del Centro de Investigación de Actividad Física y Control de Peso de la Universidad de Pittsburgh. "Tenemos que analizar más los datos para entender eso".

¿Cómo adelgazo y mantengo la pérdida de peso?

Esa pregunta no solo se la plantean las personas que hacen dietas, sino también los investigadores.

"Llevamos tiempo haciendo esto del control de peso y tenemos una buena idea de cómo ayudar a la gente a perder peso en los primeros tres a seis meses", señaló Jakicic.

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"Los monitores de actividad física comenzaron a llegar al mercado en la década de 2000, pero no se volvieron populares hasta hace dos años", observó Jakicic. La idea detrás del nuevo estudio, financiado por el Instituto Nacional del Corazón, Pulmón y la Sangre, era comparar dos grupos de personas que están a dieta: los que usan monitores de actividad y los que no.

Jakicic reconoce haber recibido financiación de Jawbone, una compañía que fabrica dispositivos para monitorear el ejercicio, y tanto él como otros dos investigadores han recibido honorarios de Weight Watchers International.

Para el nuevo estudio, los investigadores solicitaron la ayuda de 470 adultos de edades entre 18 y 35 años. El índice de masa corporal de los participantes estaba dentro del rango de 25 a 39; habitualmente, de 25 a 29 se considera "exceso de peso", y 30 a 39 se considera "obesidad". Algo másde tres cuartas partes de los participantes eran mujeres, y casi una tercera parte no era de raza blanca.

Los investigadores dividieron aleatoriamente a los participantes en dos grupos para estudiar la pérdida de peso a lo largo de 24 meses.

Ambos grupos participaron en actividades cara a cara para incentivar la pérdida de peso. "Descubrimos que es la forma más eficaz y económica de administrar y ofrecer estos programas", dijo Jakicic. Todos los participantes recibieron asesoramiento sobre nutrición y actividad física: los conceptos básicos de alimentación y actividad saludable.

"Pero más allá de eso, lo más importante, no es decir sólo 'esto es lo que debes comer, y hay que hacer más ejercicio", explicó Jakicic. En lugar de ello, el programa se basa en teoría del comportamiento y ayuda a los pacientes a entender por qué les cuesta y cuáles son los obstáculos.

"¿Cómo puedo hacer que funcione hoy si ayer no funcionó?", indicó.

Llamadas y textos

Las sesiones de grupo fueron semanales durante los seis meses iniciales y mensuales entre los siete y 24 meses. En esos meses posteriores, los participantes también recibieron llamadas telefónicas informativas (de 10 minutos como máximo) una vez al mes y mensajes de texto semanales.

A la mitad de los participantes se les proporcionó y se les animó a utilizar un dispositivo vestible (así como la aplicación de Internet complementaria), mientras que la otra mitad simplemente registró su actividad en un sitio web.

¿Que sucedió? El cambio de peso a los 24 meses difirió "significativamente" entre cada grupo: El grupo que utilizó un monitor de actividad perdió, en promedio, 7,7 libras (3,5 kilos) en comparación el otro grupo, que perdió una media de 13 libras (5,9 kilos). Sin embargo, los investigadores informaron que ambos grupos experimentaron mejorías en la composición corporal, condición física, actividad física y dieta.

La doctora Barbara Berkeley, especialista en medicina interna y obesidad, destaca una conclusión del estudio que dice que no hubo diferencias "significativas" entre la dieta y la actividad física de los dos grupos.

"Eso significa que algo está mal", manifestó Berkeley, que no participó en el nuevo estudio. Explicó que si no había "absolutamente ninguna diferencia" entre lo que los dos grupos comieron y la cantidad de ejercicio, las pérdidas de peso promedio "deberían ser las mismas tanto si los sujetos del estudio utilizaban un dispositivo o no".

Berkeley observó que los estudios sobre dieta son "muy difíciles de hacer", por lo que la adición del ejercicio a la mezcla hace que sea aún más difícil lograr que el estudio sea preciso. El principal problema es que ninguna investigación a largo plazo debe basarse en lo que reportan los propios participantes sobre lo que comen y cuánto se ejercitan, por lo que la precisión es un problema natural.

Dispositivos en el cajón

Jakicic quiere analizar más los datos, pero tanto él como sus colegas han llegado a algunas hipótesis al respecto.

"La gente utiliza y se entusiasma con estos dispositivos durante tres meses más o menos; después de eso, muchos los dejan en el cajón y se aburren de ellos", dijo Jakicic.

Otra posibilidad: No a todo el mundo le gusta llevar estos dispositivos. Es más, mucha gente los odia, dijo.

Berkeley, autora del libro "Refuse to Regain: 12 Tough Rules to Maintain the Body You've Earned", comentó que "la pérdida de peso depende mucho más de seguir escrupulosamente una dieta que del ejercicio". En general, dijo, la dieta es más importante que el ejercicio durante la fase activa de pérdida de peso, pero el ejercicio se vuelve mucho más importante a la hora de mantener el peso.

"Es muy posible que los que estaban prestando más atención a la parte de su régimen de ejercicio [debido al dispositivo portátil] eran menos escrupulosos en cuanto a su dieta", indicó Berkeley. Añadió que el ejercicio puede llevar a algunas personas que hacen dieta a "sentir que se han 'ganado' el derecho a comer más".