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Venezuela

En Venezuela se acabó el tiempo para el diálogo y los trucos

Por Roberto Izurieta

Nota del editor: Roberto Izurieta es analista político y profesor de la Universidad George Washington. Fue director de comunicación del presidente de Ecuador Jamil Mahuad del partido Democracia Popular entre 1998 y 2000; además fue asesor de los presidentes Alejandro Toledo en Perú, Álvaro Colom en Guatemala y Horacio Cartes en Paraguay y participó en la campaña de Enrique Peña Nieto en México. Es colaborador político de CNN en Español. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

(CNN Español) -- Cuando se cierran las puertas de la democracia se abren todas las demás. La protesta es el último recurso de la democracia y debemos respaldar la lucha de los jóvenes venezolanos que se juegan su vida y su futuro cada día en las protestas de las calles de toda Venezuela.

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Como comentarista independiente hago el mayor esfuerzo para buscar posiciones balanceadas, intermedias y entender ambos lados en cada situación: pero hay veces en la vida que solamente se puede tomar una posición y defenderla. Mi posición es que en Venezuela se produzca un cambio que traiga la democracia, el progreso, el empleo, la salud, la seguridad y la esperanza de un futuro justo para todos los venezolanos.

Se acabó el tiempo del diálogo como instrumento para que Maduro compre tiempo; se acabó el truco de fabricar una Asamblea a su medida (como las hay en Cuba, China o Corea del Norte). Venezuela solo tiene un camino: las elecciones presidenciales directas, justas, organizadas y supervisadas por una autoridad independiente donde tengan participación las partes en disputa y que de forma transparente garantice la expresión popular en las urnas. Que sea el pueblo soberano el que decida su futuro.

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NO hay espacio para la hipocresía demostrada por Goldman Sachs, que en su comunicado dice que facilitó la compra de esos bonos para “porque creen que la situación en el país mejorará” y porque “cree en su futuro”. Si querían apoyar a Venezuela que apoyen la lucha de los jóvenes venezolanos en las calles de Venezuela; que donen dinero a cualquiera las organizaciones que defienden los derechos humanos en Venezuela, o proveen con asistencia legal a los presos políticos, o apoyo a de salud a los miles de heridos en las luchas de los jóvenes pero que no le tiren un salvavidas de última hora al Gobierno de Maduro para que compre más bombas lacrimógenas o balines para reprimir.

Que Goldman Sachs deje la hipocresía de buscar una economía liberal, pero apoyan un sistema político y un gobierno totalitario. No existe economía liberal con dictaduras: existe solo prebendas y corrupción. No existe una tasa de retorno del 40% que sea lícita o ética. Aquellos que defendemos los principios y valores liberales debemos defenderlo en la economía y en la política.

¿Qué pasará en Venezuela? Nadie lo sabe, pero si sabemos que Goldman Sachs le dio unos días de oxígeno al gobierno de Maduro. El final de Maduro en Venezuela todo los saben (sobre todo ellos y por eso se aferran al poder por la vía de la fuerza). Como la novela de García Márquez, Crónica de una Muerte Anunciada: el final de la historia se la dice en el primer párrafo; pero hay que leer toda la novela para ver cómo se llega a ese fin. Por eso, los hombres y las mujeres demócratas y liberales debemos apoyar la lucha de los jóvenes de Venezuela para que se produzca el cambio lo más rápido, pacífico y ordenado posible. Y para eso hay un solo camino en paz y democracia: elecciones presidenciales libres, directas y transparentes.