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#MeToo

Ivanka Trump no es una líder para las mujeres y esta es la prueba

Por Ansahy Hossain

Nota del editor: Anushay Hossain es escritora y personalidad de los medios que reside en Washington. Para más información, visita AnushaysPoint.com. Las opiniones expresadas son suyas.

(CNN) -- El Secretario de Estado Rex Tillerson está en lo correcto al estar irritado de que no sea él, sino Ivanka Trump, hija de Donald Trump, la que vaya a liderar la delegación estadounidense del Global Entrepreneurship Summit en la India.

El evento anual es organizado por el Departamento de Estado y en el pasado asistió el secretario de Estado del gobierno de Barack Obama, John Kerry.

Ivanka Trump en el evento llamado ‘Llevando los negocios liderados por mujeres a un siguiente nivel’ que hizo parte de la reunión del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional en Washington, el 14 de octubre de 2017. (Crédito: JIM WATSON/AFP/Getty Images)

Este año, no solo no asistirá el más alto diplomático estadounidense de Estados Unidos, sino que el Departamento de Estado, en un desaire ampliamente conocido, también está retirando el apoyo de su delegación de alto nivel en lo que se anuncia como el evento más importante de Ivanka en representación de Estados Unidos.

Mientras las tensiones entre la Casa Blanca y el Departamento de Estado se han vuelto aparente, lo que sí está claro para nosotros es que Ivanka no tiene nada que hacer representando a Estados Unidos en el escenario global, especialmente en una conferencia internacional cuyo tema este año celebra el empoderamiento de las mujeres.

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A pesar de todo lo que diga, Ivanka no es una líder para el empoderamiento de las mujeres y tiene el registro para probarlo.

Pese a promocionar su amplio portafolio de “temas de las mujeres” y aparte de su intento pendiente de expandir el crédito tributario para los hijos, Ivanka no ha sido exitosa en implementar nada. Ha guardado un inquietante silencio con los esfuerzos sistemáticos de su padre para socavar la salud y los derechos de las mujeres, permaneciendo de brazos cruzados mientras el presidente apoya proyecto de ley tras proyecto de ley que reducen el acceso de las mujeres a todo, desde el control natal hasta la seguridad en los lugares de trabajo.

Y empeorando las cosas, Ivanka ha demostrado que incluso el salario equitativo no es una prioridad real para ella, pues apoyó a su padre cuando él puso fin a la ley de la era Obama sobre la recopilación de datos salariales, que le permitía a la Comisión de Igualdad de Oportunidades de Empleo recoger información de salarios por raza y género en grandes compañías para conocer mejor los espacios de discriminación salarial.

“Las incursiones esporádicas de Ivanka Trump en las discusiones sobre sus temáticas prioritarias, en su mayoría, han sido sobre todo retóricos con pocos detalles y pequeños análisis concretos de las diferencias económicas, raciales, de género, étnicas, geográficas y de otro tipo que pueden influir en las necesidades y los resultados de las políticas”, dijo el Center For American Progress (CAP), una organización de investigación y defensa de políticas públicas de tendencia izquierdista.

"Como resultado, virtualmente no hubo ningún progreso tangible en ninguno de los asuntos que Ivanka Trump afirmó que lideraría”, añade el CAP.

La organización, que analizó el trabajo de Ivanka sobre las mujeres trabajadoras y problemas de familias trabajadoras en un reporte, determinó que su apoyo al gobierno de Trump de reducir el progreso en la equidad de pago envía un mensaje confuso sobre su compromiso a priorizar las necesidades de todas las mujeres y su capacidad para elaborar las soluciones políticas esenciales para el progreso de las mujeres.

El CAP le da a Ivanka, en su trabajo como emprendedora —su esfuerzo vocal más grande para empoderar a las mujeres— una calificación deficiente.

Entonces, ¿por qué Ivanka está representando a Estados Unidos en el mundo? Porque es la hija de Donald Trump.

Aunque carezca de cualidades o credenciales para representar a Estados Unidos en el escenario global, India no será el primer lugar en el que que Ivanka tendrá que lidiar con  una delegación oficial de Estados Unidos en el exterior.

Poco después de que su papá llegara a la Oficina Oval, Ivanka, que es una funcionaria de la Casa Blanca, representó a Estados Unidos en la cumbre del G-20 en Alemania, que tenía como objetivo promover la fuerza de trabajo de las mujeres, la participación y la igualdad.

Ivanka incluso habló en un panel junto a la canciller alemana Ángela Merkel, y fue abucheada por la audiencia cuando intentó retratar a su padre como un defensor de los derechos de las mujeres, lo que llevó a Ivanka a asegurar que “miles de mujeres que han trabajado con y para mi padre durante varias décadas cuando él estaba en el sector privado son testigo de su creencia y sólida convicción del potencial de las mujeres y sus habilidades para hacer el trabajo tan bien como un hombre”.

Pero con lo que Ivanka (casi) pudo salirse con la suya en Alemania no va a funcionar en la India, porque Estados Unidos está actualmente bajo lo que podría ser una revolución cultural del cuando se trata del abuso sexual contra las mujeres.

Mientras los medios de comunicación en Estados Unidos aparecen con historias de acoso y abuso sexual contra hombres de alto perfil en casi todas las industrias, está claro que el país está entrando en un diálogo que podría impactar en los derechos de las mujeres de Estados Unidos y del mundo entero en los años venideros.

También está claro que Ivanka ya no puede hacer quedar bien a su padre, quien ha sido acusado por más de una docena de mujeres de conducta sexual inapropiada y quedó grabado en un video jactándose de acosar a una mujer, como un líder en la defensa de los derechos de las mujeres.

Además, el reciente apoyo del presidente de respaldar al candidato republicano Roy Moore, quien fue acusado de buscar relaciones sexuales con adolescentes cuando tenía treinta años, no hace nada más que intensificar la propia imagen de Donald Trump como un abusador serial de mujeres.

En el caso de Moore, Ivanka públicamente se distanció de su padre diciendo “Hay un lugar especial en el infierno para las personas que abusan de niños” y que no tenía de razón para dudar de las víctimas.

Pero si bien es posible que haya pasado por alto con eficacia la administración misógina de su padre en el pasado, ahora estamos en la era del #MeToo. Y los días de Ivanka siendo desplegada como la herramienta de relaciones públicas más efectiva de su padre han terminado.

En un momento en que ha disminuido el compromiso y la diplomacia de Estados Unidos, que Ivanka represente a Estados Unidos en cualquier puesto en el escenario internacional solo le da al mundo un mensaje claro: el nepotismo y la corrupción siguen profundamente arraigados en la Casa Blanca de Trump.