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Rusia

En realidad, los asesores de Trump deberían haberle recomendado que felicitara a Putin

Por análisis de Chris Cillizza

(CNN) — Cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llamó a Vladimir Putin el martes por la mañana, él felicitó al líder de Rusia por su reelección como presidente.

Lo hizo pese a que había sido alertado para no hacerlo por sus consejeros de Seguridad Nacional, incluyendo informes con el letrero "NO FELICITES", según The Washington Post.

Pero por supuesto que lo hizo.

Las razones por las que no felicitar a Putin son muchas.

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Primero y principal, la victoria de Putin --en la que ganó más del 70% de los votos-- no fue una elección democrática de ningún modo. Putin controla no solo los niveles del Gobierno sino también los medios de comunicación.

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"Un presidente de Estados Unidos no lidera el mundo libre felicitando a dictadores por ganar elecciones vergonzosas", dijo el senador republicano por Arizona John McCain en un comunicado.

Luego está el envenenamiento de un exespía ruso y su hija con un agente neurotóxico en territorio británico a principios de mes, un acto del que la primera ministra de Reino Unido, Theresa May, ha responsabilizado a los rusos (Trump y su administración han estado menos dispuestos a señalar directamente a Rusia).

Y, finalmente, no hay que olvidar que Rusia buscó activamente interferir en las elecciones presidenciales de 2016, un movimiento que se espera que repita en las futuras elecciones de Estados Unidos. Pese a la conclusión unánime de los servicios de inteligencia de Estados Unidos, Trump ha sido cauteloso de culpar a los rusos por la intromisión electoral. Sin embargo, Trump puso sanciones contra Rusia por su interferencia electoral, aunque fue bastante después de que muchos en el Congreso esperaban que lo hiciera.

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Así que, ¿por qué con todas estas banderas rojas –por no mencionar lo de "NO FELICITES"– Trump ofrecería sus felicitaciones a Putin por su "victoria" en la reelección?

The Post menciona que no está claro que Trump realmente leyera los informes.

Pero precisamente porque estaba escrito "NO FELICITES" en los documentos es porque Trump decidió felicitar a Putin. Porque todos los 'nerds' y 'cabezas de huevo' que intentan manejar cada uno de sus enunciados dicen que no lo haga.

Una de las lecciones del primer año de Trump en la Casa Blanca es que la mejor manera de hacer que haga algo es decirle que él no puede hacerlo en absoluto, bajo ninguna circunstancia. Pero hacer eso sería una violación de los protocolos.

Poner "NO FELICITES" en un informe para Trump es como poner una tela roja delante de un toro.

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Recuerda que la lente que define a Trump para ver el mundo es como un extraño que busca entrar en un club al que la gente supuestamente inteligente y con clase no lo dejará entrar. Él tiene desdén de sobra para las élites y figuras del 'establishment' que tratan de darle una conferencia sobre cómo actuar o qué decir.

La elección de 2016, en la mente de Trump, validó su largamente mantenida sospecha sobre la gente que dice saber más. Todos dijeron que no tenía oportunidades. Se rieron de él. Y él les golpeó a su manera.

Desde que llegó a la presidencia, Trump ha reprimido repetidamente a aquellos que intentaban manejarle o que encajarle en una caja más convencional.

Mientras que la Casa Blanca insiste públicamente en que la relación de Trump con el asesor de Seguridad Nacional, H.R. McMaster, es buena, los informes que llegan sugieren que Trump se enoja por lo brusco y lo que él percibe como una forma arrogante en la que McMaster trata con él. Los rumores de la partida de McMaster --y quién podría reemplazarlo-- han estado dando vueltas durante meses.

Lo que nos lleva de vuelta a la llamada de Trump a Putin. Combinar la resistencia natural de Trump a hacer lo que otra gente le dice que haga con su falta de confianza en McMaster y su deseo de abrir un nuevo camino en las relaciones entre Estados Unidos y Rusia es una garantía de que Trump iba a hacer exactamente lo que él quería cuando fue a felicitar a Putin. "NO FELICITES", maldita sea.