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China teme que Kim Jong Un se aleje de su órbita por las conversaciones con Corea del Sur y Estados Unidos

Por Katie Hunt, Tim Schwarz

(CNN) -- China y Corea del Norte se jactan de tener una alianza forjada en sangre —más de 130.000 soldados chinos, incluido el hijo de Mao Zedong— murieron defendiendo al Norte durante la Guerra de Corea. Pero la relación siempre ha sido incómoda.

Mientras que Pyongyang es dependiente de Beijing en comercio y apoyo diplomático, expertos dicen que el régimen de Corea del Norte siempre se ha mostrado resentido por jugar el papel del hermano pequeño frente a una China mucho más grande.

Ahora, mientras el gobernante norcoreano, Kim Jong Un, se establece en el escenario mundial y se prepara para las cumbres con el presidente surcoreano, Moon Jae-in, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, Beijing teme que Pyongyang salga de su órbita y se ponga en marcha por su cuenta.

Mientras que la presión económica de China ha sido fundamental para llevar a Kim a la mesa de negociaciones, Beijing teme que Kim acceda a un acuerdo que acerque a su país a sus viejos enemigos y le sitúe más lejos de su aliado tradicional, al que vivir con hambre y en aislamiento global.

"Existe incluso una preocupación extrema dentro de la comunidad estratégica china de que tal vez Estados Unidos acepte una Corea del Norte con capacidad nuclear como su aliado, o al menos como un país amigo", dijo Tong Zhao, experto en política nuclear del Centro Tsinghua Carnegie para Política Global, en Beijing.

Xi Jinping y Kim Jong Un

Xi Jinping y Kim Jong Un

Esas preocupaciones se han visto exacerbadas por las tensiones entre China y EE.UU. cuando el gobierno de Trump choca con un enardecido presidente chino, Xi Jinping, por el comercio.

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"Algunas de las preocupaciones son tan extremas que casi suena como una teoría de conspiración, pero refleja esta sospecha profunda e incrustada de China sobre Estados Unidos y Corea del Norte", dijo.

¿Excluído?

Durante más de medio siglo, el status quo funcionó muy bien para China: Corea del Norte, un país comunista fraterno, actuó como un amortiguador que lo separaba de las fuerzas estadounidenses en el sur.

Pero la búsqueda de Pyongyang de sus propias armas nucleares, que se intensificaron bajo Kim Jong Un, cambió ese equilibrio, elevando el espectro de una carrera armamentista regional a las puertas de China, el riesgo de una acción militar preventiva por parte de EE.UU. y sus aliados o un renacer no intencionado del conflicto.

Esto era algo que Beijing no podía tolerar.

"China tuvo que responder fuertemente a la aceleración del desarrollo nuclear de Corea del Norte: se unió al resto de la comunidad internacional para imponer sanciones que realmente afectaron a Corea del Norte".

Kim también purgó a varios funcionarios clave con estrechos vínculos con Beijing, incluido su tío Jang Song Thaek. Las relaciones sufrieron y los dos aliados tradicionales terminaron apenas hablando.

Las rápidas propuestas de Kim a principios de año que proponían mantener conversaciones con Corea del Sur y Estados Unidos, aunque no fueron bienvenidas, tomaron a Beijing por sorpresa.

China actuó rápidamente para reafirmarse. A finales de marzo, Kim se presentó en Beijing, su primer viaje al extranjero desde que asumió el poder hace siete años.

La óptica era inconfundible. Kim mostró deferencia a China al viajar a la capital para informar a su gran vecino y aliado, y para buscar su consejo y bendición. El presidente Xi hizo una gran bienvenida para Kim, recordándole al mundo que China está del lado de Corea del Norte y sigue siendo un jugador diplomático clave en la Península Coreana.

¿Continuará la presión máxima?

El año pasado, China firmó las sanciones más duras de la ONU porque quería llevar a Pyongyang a conversaciones, pero no tiene interés en el cambio de régimen en Corea del Norte.

Beijing teme un colapso económico y político que podría enviar a los refugiados que huyen al otro lado de la frontera y podría conducir a una potencial reunificación del Norte con el Sur, aliado de Estados Unidos.

Como tal, cuando Corea del Norte proclamó la semana pasada que ya no estaría probando armas nucleares o misiles, algunos en China vieron esto como una oportunidad para relajar las sanciones que algunos analistas creen que han forzado el acercamiento.

Poco después de ese anuncio, un estridente editorial en el Global Times, propiedad del gobierno, declaró explícitamente este punto de vista: "Si Washington todavía quiere obligar a Pyongyang a abandonar las armas nucleares con la máxima presión, será peligroso, y ni China ni Corea del Sur aceptarán tal enfoque. Eso probablemente llevará a una agitación aún más intensa".

"La comunidad internacional debería alentar a Corea del Norte levantando algunas sanciones y reanudando ciertos intercambios, mostrando a Corea del Norte los enormes beneficios que traerá su regreso al redil internacional, y la importancia que el abandono de sus armas nucleares tendrá en su seguridad".

Todo indica que esta opinión es compartida por el gobierno chino.

"Creemos que todas las resoluciones deben ser implementadas en su totalidad y las sanciones y resoluciones de la República Popular Democrática de Corea, no solo incluyen las sanciones sino también las medidas que fomentarán la desnuclearización y promoverán la paz y estabilidad en la península", dijo el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Lu Kang, esta semana.

MIRA: Vicenzino: Corea del Norte no puede sobrevivir sin China

La Casa Blanca insiste en que Estados Unidos no negociará ninguna concesión hasta que Pyongyang tome medidas concretas para desmantelar su programa nuclear y de misiles. También asegura que su campaña de máxima presión continuará.

En última instancia, Xi no quiere que EE.UU. esté en el asiento del conductor en una región donde China toma cada vez más las decisiones, y en un momento en que las relaciones entre Beijing y Washington son mínimas.

Kim, el analista, dice que Beijing aprovechará cualquier oportunidad para socavar la credibilidad de EE.UU. e influir en los resultados de las dos cumbres.

"Si Beijing no está contento con el resultado de las dos cumbres, podría arruinar fácilmente los esfuerzos estadounidenses para desnuclearizar a Corea del Norte al levantar las sanciones contra el Norte, proporcionar un refugio seguro para sus actividades ilícitas y negarse a implementar las sanciones existentes y futuras de la ONU", aseguró.