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Opinión

¿Un gobernador gay para Colorado?

Por Carlos A. Montaner

Nota del editor: Carlos Alberto Montaner es escritor y analista político de CNN. Sus columnas se publican en decenas de diarios de España, Estados Unidos y América Latina. Montaner es, además, vicepresidente de la Internacional Liberal. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas del autor.

(CNN Español) – Jared Polis será el candidato demócrata a gobernador por el estado de Colorado, en Estados Unidos. Se enfrentará al republicano Walker Stapleton.

Colorado es lo que llaman un “estado indeciso”. Puede acabar votando por los demócratas o por los republicanos.

El que gane, reemplazará al actual gobernador demócrata, John Hickenlooper, quien no puede continuar al frente de la administración de Colorado por agotarse sus dos mandatos.

Hickenlooper está estudiando si presentarse o no contra Donald Trump en las próximas elecciones presidenciales.

Pero lo verdaderamente trascendente es que Jared Polis es el primer candidato a gobernador abiertamente gay en la historia de Estados Unidos.

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Polis es legislador por Colorado, graduado en la Universidad de Princeton, empresario exitoso, muy rico, filántropo y joven. Solo tiene 43 años.

Hasta ahora, ser gay -y además decirlo- perjudicaba a los políticos.

Eran otros tiempos. Al menos públicamente, no creo que Walker Stapleton se atreva a invocar la sexualidad de Polis, pero el matrimonio gay y los derechos de los homosexuales serán temas de campaña en los 50 estados.

Eso es interesante. Como las diferencias en los temas políticos y económicos no son sustanciales, muchos candidatos apelarán de manera creciente a las cuestiones sociales.

En general, los demócratas ocuparán las posturas más progresistas. Por ejemplo, la inmensa mayoría de los congresistas federales miembros del LGBT Equality Caucus son demócratas, lo que no quiere decir que necesariamente sean gais o lesbianas.

En fin: la sexualidad “ha salido del clóset” en el terreno electoral y eso es conveniente. No importa a quien se ame o por qué lugar voluntariamente obtengan el placer dos adultos que deciden amarse.

Lo importante es que gobiernen adecuadamente y con arreglo a las leyes. El resto es peccata minuta.