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El Apunte de Camilo

Lo que la muerte de McCain deja claro: la morralla y la dignidad

Por Camilo Egaña

Nota del editor: Camilo Egaña es el conductor de Camilo. Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor.

(CNN Español) -- La muerte de John McCain ha dejado muy claro quién es quién en Estados Unidos.

Más de 48 horas después de que supiéramos que había muerto uno de los políticos conservadores más dignos del país, la bandera nacional ondea a media asta en la Casa Blanca. Pero que conste, que esa bandera, hasta después de la medianoche del domingo, estaba a plena asta ante la mirada atónita del país y el mundo.

La Casa Blanca ha publicado -al fin- un comunicado celebrando sin reticencia a McCain; un comunicado que estaba listo desde el sábado pero ante el que, según cuenta The Washington Post, Donald Trump, en su infinita hostilidad y majadería, prefirió enviar un tuit.

El mandatario, que pasó el domingo en uno de sus campos de golf, y acaso a regañadientes, se limitó a un tuit para expresar su "más profunda compasión y respeto para la familia" del senador. Pero de McCain, ni una palabra. ¡Un tuit, Dios mío, un tuit!

Trump no soportaba a McCain. En 2015, en una de sus embestidas electoreras, minimizó el hecho de que McCain fuera un referente moral en el país, que fuera prisionero de guerra durante cinco años en Vietnam, y señaló que prefería a "la gente que no había sido capturada". También dijo que McCain era considerado un héroe “solo porque fue capturado”.

McCain respondía desde la dignidad. Hasta su muerte fue uno de los críticos más persistentes del presidente, de quien criticaba su "egoísmo" y su "simpatía por los autócratas".

John McCain muerto ha doblegado a Donald Trump. La bandera ondea a media asta. Y la Casa Blanca ha dicho lo que tenía que decir.

Pero eso no significa que Trump haya comprendido qué es un héroe. No, en modo alguno, aunque haya tenido que dar su brazo a torcer.

Un héroe es -por esencia- un hombre o una mujer generosos y compasivos, luminosos y tolerantes; preocupados por el bien de los demás; que confían en sí mismos tanto como en los demás; desinteresados; capaces de ‘’discutir con los dioses’’ para debilitar a los demonios (Norman Mailer) y, sobre todo, valientes. Valientes.

No todo el mundo puede entender eso. No todo el mundo.