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Racismo

Cuando el "otro" tan temido es un hombre blanco lleno de ira

Por John Blake

(CNN) – El senador republicano Lindsey Graham alguna vez hizo una extraña advertencia.

“No estamos generando los suficientes hombres blancos con rabia para permanecer en el negocio a largo plazo”, sostuvo en la Convención Nacional Republicana de 2012.

Ya nadie está planteando esta queja de nuevo.

Recientemente, las noticias parecen estar llena de sombrías fotos policiales de hombres blancos enojados. Uno que supuestamente mató a dos personas negras en un supermercado, tras un intento fallido minutos antes de ingresar a una iglesia negra. Otro abrió fuego en un estudio de yoga, asesinando a dos personas e hiriendo a cinco más antes de apuntarse a sí mismo con el arma. Y un tercero es acusado de masacrar a 11 fieles en una sinagoga gritar después: “Sólo quiero matar judíos”.

Sin embargo, durante este mismo período, el presidente Donald Trump y otros han advertido a los estadounidenses sobre una amenaza diferente: la caravana de inmigrantes latinos que se dirige a Estados Unidos para buscar asilo. Estas personas sostienen alternativamente que la movilización está llena de miembros de pandillas, personas de “Medio Oriente” e incluso individuos con rabia. El mandatario, además, también anunció sus planes de desplegar hasta 15.000 tropas estadounidenses para repeler la “invasión” y advirtió que si alguno de los migrantes de la caravana lanzaba piedras a sus cuerpos de seguridad, podrían recibir disparos, una amenaza que luego negó.

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Nadie está diciendo que la reciente serie de tiroteos puede atribuirse al Partido Republicano. Pero el contraste entre el terror que realmente experimentan muchos estadounidenses y el espectro de violencia que invocó Trump es un ejemplo clásico de una forma insidiosa de racismo que algunos dicen es generalizada aunque rara vez se reconoce:

Hombres blancos con rabia señalando en otros “agresiones primitivas” que se rehúsan a ver en sí mismos.

Los hombres blancos advierten al público sobre las bandas violentas de Centroamérica que invaden Estados Unidos, a pesar de que otros hombres blancos han cometido más tiroteos en masa que cualquier otra población. Algunos hombres blancos aseguran que los “terroristas islámicos radicales” representan la amenaza más grave para su país, aunque los grupos extremistas violentos de derecha son responsables de más incidentes mortales en EE.UU. desde el 11 de septiembre de 2001. Algunos hombres blancos –como los nacionalistas blancos que se manifestaron el año pasado en Charlottesville, Virginia– dicen que están en peligro de ser reemplazados por personas no blancas, a pesar de que todavía ellos constituyen la gran mayoría de los presidentes ejecutivos, multimillonarios y líderes políticos del país.

Los psicólogos tienen un nombre para este tipo de patrón. Se llama proyección y ocurre cuando las personas o grupos de individuos atribuyen elementos ocultos o reprimidos de sí mismos sobre los demás. Pero si eres miembro de un grupo que ha sido juzgado como “el otro” por un hombre blanco enojado, como lo es Ijeoma Oluo, este patrón ya es costumbre.

Para ella no existe nada más aterrador que la rabia de un hombre blanco, según escribió en un ensayo que se hizo viral con el título de “La mentira sobre la rabia del hombre blanco”. Oluo explicó que vive constantemente con el temor de que la ira de un hombre blanco pueda llegarle de forma violenta a ella y a “innumerables personas negras, morenas, discapacitadas, queer, trans, y mujeres de todos los grupos demográficos”. Según ella está en todas partes: “tenemos bombas de fabricación casera”, señaló, “tenemos tiroteos en sinagoga. Es algo que literalmente asesina gente”.

Un pecado tan viejo como el país

Esto puede sonar a hipérbole. Pero nadie está diciendo que todos los hombres blancos son inherentemente violentos o que representan la mayor amenaza para Estados Unidos. Hacer amplias generalizaciones sobre cualquier población es cometer el mismo error de racistas y antisemitas.

Algunos hombres no blancos son responsables de actos violentos y despiadados en Estados Unidos. Cuatro de los ataques terroristas más recientes –en San Bernardino, Boston, Chattanooga y Fort Hood– fueron cometidos presuntamente por terroristas musulmanes. Y, por supuesto, los ataques del 11 de septiembre los perpetraron musulmanes.

Sin embargo, existe un sorprendente trabajo en literatura y psicología que analiza esta tendencia de algunas personas blancas –en particular los hombres blancos– de ver rápidamente la cara del terror en un “otro”. Lo hacen proyectando algunos de los aspectos más indeseables y reprimidos de sí mismos sobre los demás.

Uno de los aspectos mortales de dicha proyección es que quienes la realizan suelen desconocer que, de hecho, lo están haciendo, explicó Kenneth M. Reeves, psicólogo y autor del artículo académico “Racismo y proyección de la sombra”. Según explica, la proyección es tan común que conforma un “drama universal diario” que impide que quien tiene esta conducta realmente pueda ver “el otro” en su humanidad completa.

Pero esta forma de proyección va más allá de lo personal: da forma a nuestra política.

Hay personas que dividen a Estados Unidos entre los estados rojo y azul (republicanos y demócratas, respectivamente), pero la verdadera línea diferenciadora puede estar entre los hombres blancos con rabia y el resto.

El senador Graham ya no tiene que preocuparse. Los republicanos se están convirtiendo en lo que algunos llaman la “Bancada del hombre blanco Angus”. Ya de por sí abrumadoramente blanco, el Partido Republicano está viendo cómo las mujeres se alejan. Algunos culpan a la actitud general del colectivo hacia la campaña #MeToo y su apoyo al juez de la Corte Suprema de EE.UU. Brett Kavanaugh, quien recientemente fue confirmado en el tribunal tras acusaciones de agresión sexual, que él negó.

De hecho, los republicanos han sido asociados tanto con la ira del hombre blanco que un humorista recientemente sugirió que “los estadounidenses se sentirían más seguros si una enorme caravana de hombres blancos enojados se fuera del país”.

¿Por qué los hombres blancos tienen tanta rabia?

El reverendo Gibson Stroupe conoce de primera mano la ira del blanco. Según relató, una vez estuvo atrapado por ella. Creció bajo la segregación del sur, donde dice que usó la palabra N y recordó que una vez siendo adolescente tramó un plan para agarrar un rifle de caza junto con sus amigos y acosar a un hombre que intentaba integrar una universidad en Mississippi.

Él dice que cambió por su fe combinada con la creación de amistades interraciales. Ha escrito extensamente y ha dado muchas conferencias sobre racismo.

Stroupe observa algo de la ira que alguna vez sintió en la manera cómo algunos hombre blancos reaccionaron a la elección del primer presidente negro de EE.UU., Barack Obama.

“Eso fue bastante impactante para muchos de nosotros los blancos, especialmente los hombres blancos”, señaló Stroupe, autor de “Agua más profunda: sermones para una nueva visión”. “No estamos acostumbrados a que los hombres afroamericanos tengan poder sobre nosotros”.

En ese sentido, el reverendo explicó que uno de los modos en que el hombre blanco tratan con ese miedo es proyectando su propia violencia sobre los hombres negros.

“Los hombres blancos reconocen lo mucho que hemos hecho contra los negros, especialmente contra los hombres negros”, indicó. “Nuestro deseo de aferrarnos a nuestras armas con tanta fuerza… creemos que si los hombres negros tienen poder sobre nosotros nos harán lo mismo que les hicimos”, dijo.

Esta forma de proyección se ha convertido en una poderosa herramienta política, apuntó el reverendo Fred Robinson, director ejecutivo de MeckMin, un grupo interreligioso sin ánimo de lucro que patrocinó un servicio interreligioso en Charlotte, Carolina del Norte, para apoyar a los miembros de la sinagoga de Pittsburgh que fue atacada.

Los líderes políticos que tienen esta conducta de proyección les dan a los blancos una persona o grupo a quien culpar cuando están en problemas, añadió.

“Asustan a los blancos de las bases para que crean que otra persona es el problema: los judíos son el problema. Los negros son el problema. Los mexicanos son el problema. Los homosexuales son el problema. Funciona mágicamente porque se basa en nuestra narrativa cultural”, sostuvo Robinson, pastor asociado la Iglesia Holy Covenant United Church of Christ en Charlotte.

Robinson aseguró que puede imaginar un futuro en el que algunos hombres blancos con rabia crearán en Estados Unidos un sistema político similar al apartheid, donde podrán mantenerse en el poder a pesar de ser una minoría racial.

Eso significaría más ira de los hombres blancos. Más advertencias de los “otros” que invaden Estados Unidos. Más ataques cuando algunos hombres blancos ven a otros como “espejos malvados” de sus propios seres ocultos.

En ese tipo de mundo no habrá escasez de hombres blancos enojados.

Y para aquellos que son parte de “lo otro”, significa una cosa: continuaremos pagando el precio.