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Incendios en el Amazonas

Incendios en el Amazonas

Los mitos y verdades sobre los incendios en el Amazonas

Por Daniel Nepstad

Nota del editor: Daniel Nepstad es presidente y director ejecutivo del Earth Innovation Institute. Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor.

(CNN) -- Los incendios que ardieron en el Amazonas en semanas recientes han cautivado al mundo. Políticos, celebridades y ciudadanos —desde el presidente de Francia, Emmanuel Macron, a la estrella portuguesa del fútbol Cristiano Ronaldo— han expresado su preocupación por el daño que se le hace a la región.

Pero también se han esparcido: los conceptos erróneos.

Se han estado propagando mitos sobre la selva amazónica que no ayudarán, y que podrían exacerbar, el problema causado por los incendios. Algo queda en claro: los incendios en el Amazonas constituyen una situación de emergencia que podría empeorar mucho en las próximas semanas.

Y como ahora nuestra atención está enfocada en el Amazonas tenemos la oportunidad de poner en marcha una estrategia a largo plazo en Brasil para mantener saludable el Amazonas.

Entonces, ¿qué es verdad y qué es falso? Es hora de poner en claro las cosas.

  • Mira: la codicia de los humanos sigue devastando enormes áreas del Amazonas

1: El bosque amazónico es el “pulmón” de la Tierra dado que brinda el 20% del oxígeno mundial

Falso. Hay una reserva muy grande de oxígeno en la atmósfera y la contribución neta del Amazonas a esta reserva es bastante reducida. El bosque amazónico produce una enorme cantidad de oxígeno cada año por la fotosíntesis, pero también consume una cantidad enorme cada año mediante la respiración; sí, los árboles respiran. El flujo neto de oxígeno que queda en la atmósfera varía de año a año, pero en promedio es cercano a cero.

2: La selva amazónica está en llamas

Esto es verdad, con una salvedad. No sabemos cuánto de la selva amazónica virgen —las partes que nunca han sido taladas ni quemadas— está ardiendo ahora mismo. Los bosques vírgenes en el Amazonas son muy resistentes al fuego en años normales, pero pierden esa resistencia cuando sufren sequías severas. El Amazonas actualmente no está experimentando una sequía severa, si bien hemos pasado solo la mitad de la temporada seca.

Los incendios en los bosques amazónicos vírgenes están, en general, muy cerca del suelo –uno puede pisarlos—por las densas sombras y la alta humedad del interior del bosque que mantienen húmedas las hojas y las ramas. En consecuencia, no suelen ser detectados por los satélites. Cuando uno ve fotos de los bosques amazónicos con fuegos en las copas de los árboles, lo más probable es que esos bosques ya hubieran sido talados para vender la madera o que el fuego los hubieran dañado en años anteriores.

Sabemos que hay un área enorme de bosque muerto que está ardiendo este año. Estas son áreas boscosas que fueron taladas con sierras eléctricas, se secaron y ahora les prenden fuego para hacer lugar a los cultivos necesarios para la ganadería. Estos incendios son grandes, liberan grandes cantidades de humo y son muy difíciles de controlar.

3: El Amazonas se acerca a un “momento crítico” después del cual será muy difícil salvarlo

Esto es verdad. Estamos viendo las señales tempranas de un marcado descenso a un círculo vicioso de sequía, incendios y árboles muertos que, en mi opinión, es la mayor amenaza al Amazonas en un mundo que se está calentando.

Gran parte de las precipitaciones en el Amazonas son generadas por el bosque mismo, mediante el vapor que produce la selva cuando se evapora el agua de las hojas de los árboles en lo alto, lejos del suelo. Cuando se talan los bosques, pasa menos vapor de agua al aire y las sequías se tornan más probables. A medida que la deforestación y el cambio climático produzcan sequías más severas, los incendios en la selva virgen serán más frecuentes y extendidos.

Estos incendios aparentemente inocuos matan muchos de los árboles gigantes en la selva, y cuando esos árboles caen al piso, la selva se vuelve más vulnerable a nuevos incendios, en especial cuando las zonas dañadas son invadidas por pastos y arbustos altamente inflamables.

4. El número de incendios en el Amazonas este año no tiene precedentes

Falso. El número es elevado, pero no sin precedentes. Hasta el momento, este ha sido el año con más incendios desde el 2010.

Según las estadísticas de la Base de datos global de emisiones por incendios, el número de incendios en estados amazónicos brasileños hasta agosto de este año es un 25% más alto que el promedio de incendios en el mismo período de 2010 a 2018. El número de incendios cada año guarda correlación con el área de deforestación y la gravedad de la sequía durante la temporada seca.

5. La deforestación del Amazonas avanza desmesuradamente

La deforestación está aumentando, pero todavía está por debajo de su promedio histórico. Desde 1996 hasta 2005, la deforestación en el Amazonas abarcaba un promedio de 20.000 kilómetros cuadrados por año. Se redujo un 77% a 4.600 kilómetros cuadrados en 2012 por la expansión de la zona de bosques protegidos, la mano dura con la tala ilegal y restricciones a los créditos agrícolas y ha ido aumentando lentamente desde entonces.

Las estimaciones preliminares del Amazonas en 2019 indican que la deforestación está aumentando, apuntando a la tasa anual más elevada en una década, con un total de 5.884 kilómetros cuadrados de enero a agosto.

6. La selva amazónica está condenada a morir

Esto es falso en el futuro cercano. Es posible salvar el Amazonas si Brasil y las demás naciones amazónicas mejoran sus programas para combatir los incendios forestales y reestablecer la cobertura forestal que ha sido destruida. Si se permite que los bosques vuelvan a crecer naturalmente y se restauran activamente las tierras degradadas es posible revertir muchos de los impactos negativos de la deforestación.

La buena noticia es que los incendios más dañinos, los que arden en los bosques vírgenes, también son los más fáciles de apagar. La clave es descubrir estos incendios lo antes posible y responder rápidamente con equipos de agricultores y trabajadores agrícolas locales que hayan sido entrenados en las técnicas para apagar incendios.

Tenemos las herramientas para salvar el Amazonas. Solo tenemos que usarlas.

La perspectiva a largo plazo para el Amazonas es más incierta. Si las sequías se tornan más severas y frecuentes por el cambio climático y la deforestación, podría ser muy difícil o imposible prevenir un cambio a gran escala de la selva amazónica a vegetación de matorrales susceptible de ser muy inflamable.