Trump debería elegir a Kim Kardashian West como su asesora de perdones presidenciales
Nota del editor: Paul Callan es analista legal de CNN, exfiscal de homicidios en Nueva York y abogado en el estudio neoyorquino Edelman & Edelman PC, que se enfoca en casos de condena injusta y de derechos civiles. Sígalo en Twitter en @paulcallan. Las opiniones expresadas en este comentario son propias del autor.
(CNN) – La fiscal interina de perdones presidenciales de Estados Unidos es Rosalind Sargent-Burns, pero después del aluvión de perdones presidenciales a famosos, hay motivo para preguntarse si deberían ofrecerle ese rol a Geraldo Rivera o a Kim Kardashian West.
Cuando el presidente Barack Obama emitió perdones para 78 personas en diciembre de 2016, el anuncio de la Casa Blanca solo mencionó esos perdones y sentencias conmutadas, junto con detalles de los delitos cometidos por los beneficiados.
Pero cuando el presidente usó sus poderes para otorgar clemencia a 11 personas, la declaración de la secretaria de prensa estaba repleta de nombres, frecuentemente famosos, de aquellos que pedían un perdón presidencial.
En el caso del excomisionado de policía Bernie Kerik, el presidente parece haberse valido del consejo de Geraldo Rivera de Fox News, del excomando de la Armada, Eddie Gallagher, cuyo rango fue restaurado por el presidente después ser degradado por posar en una foto con un prisionero de ISIS muerto, del abogado personal de Trump, Rudy Giuliani, y de otros. (En la década de los años noventa, Kerik fue chofer y guardaespaldas de Giuliani).
Esta no es una situación nueva, dado que es bien sabido que el presidente se reunió con Kim Kardashian West, antes de otorgarle clemencia a Alice Marie Johnson en 2018. El mismo año, Sylvester Stallone le dio la idea de otorgar un perdón a una leyenda del boxeo, el fallecido Jack Johnson.
Todos estos perdones pueden haber tenido una justificación dadas las circunstancias. Alice Marie Johnson, por ejemplo, era una agradable abuela que fue sentenciada a cadena perpetua por su primer delito, cargos de tráfico de droga y lavado de dinero.
Cuando la campaña de Trump emitió un aviso publicitario durante el Super Bowl, exaltando el perdón presidencial otorgado a Johnson, el 3 de febrero el Washington Post señaló “que el aviso no mencionó a Kim Kardashian West, ni que todas menos 5 de las 24 personas que han recibido clemencia de Trump tenían algún tipo de llegada a la Casa Blanca o aceptación dentro de su base política, según una revisión hecha por el Post.
Mientras el gobierno toma sus ideas de celebridades, aliados políticos y Fox News, otros miles de delincuentes que han seguido las reglas del Departamento de Justicia están esperando, les pasan por encima, mientras que los casos que fueron llevados directamente hasta Trump pegaron un salto hasta el inicio de la fila”.
La Oficina del Fiscal de Perdones Presidenciales fue creada hace más de 125 años para ayudar al mandatario a tomar decisiones informadas respecto del otorgamiento de perdones. El sitio web de la oficina delinea el complejo proceso de escrutinio que recomienda para que haya una consideración de perdón presidencial o conmutación de sentencia. El despacho recomienda que, en general, aunque no siempre, es adecuado que medie una expresión de arrepentimiento por el delito cometido.
También hay directrices detalladas que atañen a los individuos que deberían ser entrevistados de parte del fiscal de perdones, antes de que una recomendación de clemencia sea enviada al presidente. Las normas de la Oficina del Fiscal de Perdones Presidenciales recomiendan extensas consultas con el Departamento de Justicia, los abogados que litigaron el caso y hasta el juez que emitió la sentencia. Es posible que todo esto se haya hecho con respecto al perdón concedido a Bernie Kerik, pero tengo mis dudas.
Por supuesto, el presidente Trump consultó con el poder judicial respecto del perdón a Kerik, tal como recomiendan las regulaciones de la Oficina del Fiscal de Perdones Presidenciales. De hecho, Trump contactó a dos juristas, el juez Andrew Napolitano de Fox News, y Ray Reddin, exjuez de la Corte Superior de Nueva Jersey.
Sin duda, el juez Napolitano no fue el juez de sentencia en el caso de Bernie Kerik. El juez Reddin tampoco puede haber sido el juez de Kerik, porque nunca fue juez federal y el caso de Kerik fue un caso federal. Reddin anteriormente fue juez de corte superior en el condado Passaic, en Nueva Jersey, en donde Bernie Kerik se desempeñó como policía en el departamento del sheriff.
El juez de sentencia en el caso Kerik fue Stephen Robinson, del distrito sur de Nueva York. Después de que Kerik se declara culpable de fraude impositivo y de cargos de declaración falsa, el juez emitió una sentencia de prisión particularmente dura de cuatro años, declarando públicamente “para mí, el hecho de que el señor Kerik usara (los ataques del 11-S) para su propio beneficio y engrandecimiento representa un lugar oscuro en el alma…”
Es posible que el mandatario sabía de la postura bastante sombría del juez Robinson respecto del carácter del señor Kerik, pero las declaraciones de prensa de la Casa Blanca describen al excomisionado de la policía de Nueva York como alguien que “personificó la fortaleza, coraje, compasión y espíritu de la gente de Nueva York” durante los ataques del 11 de setiembre.
No hay mención de que usó la tragedia para “su propio beneficio”, tal como lo destacó el juez Robinson.
Es posible que Bernie Kerik, Michael Milken y algunos o todos los individuos que han recibido clemencia del Poder Ejecutivo hasta la fecha, por parte del presidente Trump, son personas merecedoras de la misericordia del presidente. Sin embargo, la confianza del público aumentaría muchísimo, si el presidente dejara en claro si el escrutinio de las celebridades que recibieron clemencia se hizo conforme con las normas y la revisión de antecedentes, tal como lo sugiere la Oficina de Perdones Presidenciales.
Esto es justo, dadas los miles de solicitudes de clemencia que ese despacho tramita anualmente.
Sino siempre estará la opción de designar a Kim Kardashian West. Ella, obviamente, es alguien en quien el presidente confía.
Traducción de William Montes