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Otro efecto del coronavirus: el incremento de la pobreza

Por Roberto Rave

Nota del editor: Roberto Rave es politólogo con especialización y posgrado en negocios internacionales y comercio exterior de la Universidad Externado de Colombia y la Universidad Columbia de Nueva York. Con estudios en Management de la Universidad IESE de España y candidato a MBA de la Universidad de Miami. Es columnista del diario económico colombiano La República. Fue escogido por el Instituto Internacional Republicano como uno de los 40 jóvenes líderes más influyentes del continente.

(CNN Español) -- La pandemia del coronavirus ha develado una gran crisis en los sistemas de salud del mundo entero y, además, ha puesto al descubierto una enorme crisis de sentido común, una crisis del concepto del deber y también una crisis de liderazgo.

Sin duda alguna, la economía será la más golpeada en América Latina. En primera instancia por la desaceleración de los países que más demandan de nuestras materias primas, pero indudablemente también por el freno de mano en el comercio que implica una cuarentena necesaria y un paro completo del turismo a partir del cierre de fronteras marítimas, fluviales y áreas. Muchos dicen que en las circunstancias actuales la economía no importa. No han entendido que las recesiones económicas también dejan muertos y, además, llevan gran parte de la población a la pobreza. Es por esto que América Latina debe prender las alarmas para disminuir a su mínima expresión el golpe de esta pandemia en la economía. Los gobiernos deben implementar medidas urgentes, disminuyendo las tasas impositivas a los empresarios para que no haya una destrucción masiva de empresas y, con ella, de empleos y vidas. Como bien lo menciona el destacado economista Daniel Lacalle en el diario La Razón de España: “Hay que liberar a las empresas y autónomos del yugo fiscal para asegurar su supervivencia”.

Esta etapa de crisis debe ser también una oportunidad para la digitalización y la virtualización de la economía, incentivadas por políticas de gobierno. Ante la inminente cuarentena de toda la región, temas como las ventas en línea pueden ayudar a mitigar el daño económico. Por otro lado, es importante que los gobiernos consideren una serie de decisiones de choque, como las propuestas para Colombia por el Centro de Pensamiento Libertank del que hago parte como fundador:

“1. Descuentos en los servicios públicos comerciales, industriales y domiciliarios por 3 meses.

2. Descuento del impuesto predial en establecimientos industriales y de comercio, que a su vez permita al inversionista dueño del inmueble reducir los cánones de arrendamiento a su inquilino, teniendo en cuenta que es mejor hacerlo que perder el contrato en un momento de crisis económica.

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3. Las empresas del sector turismo y de restaurantes serán las más afectadas con la crisis, y la primera tendrá una larga demora en su recuperación. Es por esto por lo que el gobierno debe estudiar la eliminación del cobro de IVA e ICO; y la exención del pago de parafiscales para las empresas del sector turismo por unos meses.

4. Aplazar la fecha de vencimiento de todas las obligaciones tributarias de personas jurídicas para el segundo semestre.

5. Permitir la renegociación temporal de los contratos de trabajo, para que en momentos de crisis los empleados puedan conservar su empleo y empresarios tengan un alivio de liquidez para mantener su negocio en pie.

6. Retirar el proyecto de ley que crea una prima adicional. Y encontrar otros mecanismos que logren aliviar las cargas asociadas al trabajo. Con los empleos que se van a eliminar en la crisis, sumado al creciente desempleo en el que se encontraba el país, el Gobierno debe introducir estímulos para la generación de empleo vía reducción de parafiscales.

7. Aplazar la renovación de la matrícula mercantil y el registro nacional de turismo.

8. Permitirle a personas jurídicas y naturales renegociar las deudas con los bancos, y compras de cartera a mejor tasa.

9. Rebajar la tasa de interés de las compras con tarjeta de crédito”.

Negar las devastadoras consecuencias del covid-19 es una irresponsabilidad. Preocupa ver mandatarios de la región como Andrés Manuel López Obrador de México, quien el 4 de marzo frente a los medios de comunicación, mencionó que “hay quien dice que debido al coronavirus no hay que abrazarse, pero hay que abrazarse... No pasa nada” y Daniel Ortega de Nicaragua, quien citó increíblemente a su país a la marcha “Amor en tiempos de covid-19”. Esperemos que el populismo no siga cobrando vidas en nuestra región.

La pandemia llama también a la sensatez, y es que parece que en América Latina los subsidios han ido mermando la capacidad de pensar por sí misma a una parte de la población que espera que un Estado omnipotente le diga todo el tiempo cómo comportarse. Una región que ante la ausencia constante de responsabilidad individual, busca continuamente culpables, es una sociedad llamada a replantear el concepto del sentido del deber y la humanidad entre sus ciudadanos. No debemos esperar toques de queda para quedarnos en nuestra casa. Las cifras y las noticias son contundentes.

Para finalizar es importante mencionar ejemplos de emprendedores de mi país que se han unido y reinventado para con sus marcas y plataformas digitales apoyar a los ciudadanos ante la crisis. Se trata de las empresas Mi Águila (Plataforma de transporte empresarial), Rappi, HOGARU (Servicios de aseo a domicilio), Platzi (Escuela en línea de tecnología) y SOS Asistencia (Atención y mantenimiento de servicios de hogar), todas ellas orientadas a la prestación de servicios y que ante la coyuntura han implementado protocolos de higiene y servicios especiales para la cuarentena y la crisis de salud.

Las grandes dificultades representan grandes oportunidades. La región debe aprovechar esta época de pandemia para replantear su economía, diversificarla y aumentar los incentivos para quienes crean empresas y generan empleo.

POST SCRIPTUM: Es importante escuchar las sabias palabras de Juan Ramón Rallo: “¿Cómo rescatar entonces aquella parte del tejido empresarial que sí genera o va a seguir generando valor una vez pasada la pandemia (y no aquella que se ha vuelto irremediablemente no viable a largo plazo)? Con medidas encaminadas a mejorar liquidez y a mejorar la solvencia de los agentes económicos. Las primeras (liquidez) sirven para que las empresas puedan atender sus pagos a corto plazo; las segundas (solvencias), para recapitalizarlas”.